Las calificaciones de riesgo soberano funcionan como un termómetro de la salud financiera de un país. Son evaluaciones realizadas por agencias internacionales que miden la capacidad y la voluntad de una nación para cumplir con sus obligaciones de deuda.
Una mejor nota fortalece la reputación de un país, especialmente entre los inversionistas de bonos de deuda soberana.
Para Costa Rica implica que ahora es percibido como un deudor más confiable, lo que le permite acceder a financiamiento en condiciones más favorables, es decir, con tasas de interés más bajas.
Esto, a su vez, reduce la presión sobre el mercado crediticio local, liberando recursos y potencialmente abaratando el costo de los préstamos para empresas y personas.
Este miércoles, una de las principales agencias calificadoras del mundo reconoció el resultado y colocó a Costa Rica más cerca de una meta económica clave.
El Ministerio de Hacienda anunció este miércoles que la agencia Moody’s Ratings mejoró la calificación de riesgo soberano de Costa Rica, elevándola de Ba3 a Ba2 y asignando una “perspectiva estable”, según se desprende del comunicado.
La propia agencia Moody’s confirmó la acción en otro comunicado emitido desde Nueva York este 24 de setiembre, donde detalla que la mejora aplica a las “calificaciones de emisor en moneda local y extranjera a largo plazo, así como la deuda no garantizada en moneda extranjera del Gobierno de Costa Rica”.
En una declaración remitida a la prensa, el ministro de Hacienda, Rudolf Lücke Bolaños, destacó la importancia de este avance en la meta del país por alcanzar el anhelado grado de inversión.
“Hoy estamos a sólo dos escalones de ser ‘grado de inversión’, un logro formidable que refleja la confianza que genera el país al resto del mundo”, afirmó el jerarca.
“La mejora anunciada por Moody’s es un reconocimiento internacional al esfuerzo de esta Administración por fortalecer las finanzas públicas y manejar la deuda con responsabilidad”, agregó Lücke.
Las claves de la mejora
Según informó el Ministerio de Hacienda, la decisión de la calificadora se fundamenta en tres pilares principales que ha observado en la gestión económica reciente del país:
- El cumplimiento riguroso de los techos de gasto establecidos en la regla fiscal.
- Una gestión más eficiente de la deuda pública y de la liquidez del Estado.
- La capacidad de mantener un crecimiento económico sólido en los últimos años.
En su análisis, Moody’s destaca que la gestión proactiva de políticas acelera la reducción de la carga de deuda, “incluso cuando el país se acerca a las elecciones generales de febrero de 2026”, un factor que la agencia considera relevante.
Adicionalmente, la calificadora proyecta que la asequibilidad de la deuda mejorará de forma gradual, un punto clave que se sustenta en que “los pagos de intereses del gobierno han comenzado a disminuir incluso en términos nominales, lo que refuerza la fortaleza fiscal del soberano”.
Según Hacienda, Moody’s destacó que estas acciones han permitido reducir la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) y, al mismo tiempo, abaratar el costo del financiamiento para el país, incluso en un entorno global complejo.
Los retos
El comunicado de Hacienda también recoge las advertencias y las proyecciones de la calificadora. Moody’s señaló que la calificación de Costa Rica podría mejorar aún más en el futuro si se mantienen las políticas actuales y se logran consensos para avanzar en reformas clave.
Entre estas reformas, destacan aquellas que amplíen la flexibilidad del financiamiento externo y fortalezcan los ingresos del Estado.
Por el contrario, la agencia advirtió que una reversión de la disciplina fiscal, nuevas restricciones de liquidez o una “parálisis política” que limite el acceso a recursos externos podrían tener un impacto negativo en la calificación.
La agencia advierte específicamente que la “base tributaria aún baja de Costa Rica ha visto beneficios limitados del sólido crecimiento económico”, lo que podría complicar la consolidación fiscal si el crecimiento se desacelera.
Moody’s también señala como un riesgo “la aprobación continua de nuevas exenciones fiscales” por parte de la Asamblea Legislativa, así como una desaceleración económica mayor a la prevista debido al “impacto de los aranceles globales en la demanda externa”.
En este sentido, el ministro Lücke enfatizó que uno de los retos principales es la diversificación de las fuentes de financiamiento y reiteró el llamado del Ejecutivo al Congreso:
“La diversificación de nuestras fuentes de financiamiento es fundamental para sostener los avances que hemos alcanzado; es por eso que le hacemos un llamado a la Asamblea Legislativa para la aprobación de los Eurobonos”, afirmó el ministro en el comunicado.
La acción de calificadora de Moody’s también incluyó una mejora en los “techos país” de Costa Rica. El techo para moneda local fue elevado de Baa2 a Baa1, mientras que el de moneda extranjera subió de Ba1 a Baa3.
Estos “techos” miden los riesgos sistémicos a los que se enfrentan los emisores de deuda en un país. La calificadora justificó la mejora citando una “intervención gubernamental limitada en la economía, alta previsibilidad y confiabilidad de las instituciones, bajo riesgo político en general y desequilibrios externos relativamente contenidos”.
Sin embargo, a pesar de esta nueva calificación, el Ministerio de Hacienda mantiene la retención del 2% del FES 2025 y no giró ₡11.521 millones pendientes hasta la aprobación de la emisión de eurobonos.
También, Hacienda se opuso al giro de ₡6.000 millones solicitados para aumentar plazas en el Organismo de Investigación Judicial, con lo que quedan sin financiar las contrataciones propuestas para esa entidad.

Las listas de espera para procedimientos médicos ambulatorios y cirugías crecieron de forma sostenida. En 2024, la cifra de lista de espera llegó a 686.000 frente a menos de 439.000 antes de 2022.