Tras un 2022 para el olvido, el sector construcción cerrará el 2023 en una senda de recuperación. No obstante, resultados dispares y retos en gestión de proyectos son preocupaciones importantes de cara al próximo año.
Lo bueno
Después de haber mostrado contracciones de hasta un 19% en el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) durante el año anterior, este 2023 el sector acumuló siete meses de una marcada aceleración. A octubre —últimos datos disponibles—, el IMAE desagregado para esta actividad creció un 39%.
En este crecimiento ayudó el hecho de que las materias primas para la construcción vieron una caída importante en su precio, un efecto relativamente natural después del acelerado encarecimiento que se dio entre 2021 y 2022 con la crisis de contenedores y el estallido del conflicto en Ucrania. Este es un sector que depende en gran medida de los precios internacionales porque necesita insumos importados.
Para el tercer trimestre del 2023, el Índice de precios de insumos para la construcción registró una caída interanual del 5,7%; un año atrás, en cambio, se registró un aumento del 10,4%.
El sector también ha logrado aumentar ligeramente el número de personas empleadas. De acuerdo con datos de cotizantes brindados por la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC), hubo un aumento del 1,5% de empleados formales entre enero y setiembre del presente año.
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Lo malo
A pesar del incremento en el IMAE, se trata de una recuperación dispar. Por un lado, la construcción con destino privado creció en un 48,9%, y por el otro la pública se achicó en un 3,6%.
El peso de la obra pública se ha reducido notoriamente en los últimos años. Entre 1991 y 2020, este rubro pesó, en promedio, cerca del 20% del total de la construcción; entre el 2021 y 2023 su participación cayó al 10%, según datos compartidos por la CCC.
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En la última aplicación de la Matriz de Preingeniería, un estudio anual que realiza la CCC para medir el avance real de los proyectos de obra vial pública, se encontraron resultados preocupantes con respecto al poco avance en áreas como “Confección del Cartel”, un síntoma de los pocos proyectos nuevos que se han presentado.
Además, la construcción, como un todo, se mantuvo por debajo de su participación histórica en el Producto Interno Bruto (PIB). De 1991 al 2020, el sector constructor promedió un peso del 5,3% del PIB, mientras que se proyecta que en 2024 tendrá una participación directa del 4%.
Otro elemento con sabor agridulce son los precios. Si bien ha existido una disminución interanual en el Índice de insumos, su nivel ―es decir, sin convertirlo en un porcentaje anualizado— sigue en grados relativamente altos en comparación con el 2021 e inicios del 2022.
Del lado del crédito, se ha registrado una caída de diez meses consecutivos en los saldos prestados por el sistema financiero para actividades relacionadas a la contrucción. Con datos a setiembre, este indicador cayó en un 6,7%. Hay que tomar en cuenta que estos datos, disponibles en el portal del Banco Central de Costa Rica, se encuentran colonizados, así que podría existir un efecto cambiario que reduzca el saldo final para el caso de los préstamos en dólares.
¿Qué mirar hacia el 2024?
Según las proyecciones del Banco Central el sector contrucción cerrará el año con un crecimiento del 17%, pero en 2024 se moderará a alrededor del 4%.
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La Cámara de la Construcción remarcó dos acciones prioritarias que debería tomar el país de cara al próximo año. La primera es garantizar la disponibilidad de agua potable, ya que señala problemas de legislación, gestión de proyectos y falta de infraestructura en materia de recurso hídrico.
Carlos Trejos, presidente de la CCC, señaló la importancia de ejecutar los proyectos de emergencia —perforación de nuevos pozos y realización de obras de trasvase—, definir una hoja de ruta clara, con fechas definitivas y determinación de responsables, para garantizar la ejecución oportuna de los megaproyectos de Reducción de Agua no Contabilizada y el Proyecto de Ampliación del Acueducto Metropolitano, los cuales calificó como necesarios para asegurar el abastecimiento de agua.
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El otro punto clave es atender el rezago en la inversión pública. “Esto garantizará un acompañamiento al sector privado, que requiere contar con la infraestructura adecuada para el trasiego de mercancías y la movilización de personas”, dijo Trejos en una conferencia sobre el balance del sector el pasado 14 de diciembre. Además agregó que debería ampliarse el uso de alianzas público-privadas.