Iván Sala se describe a sí mismo como un hombre de múltiples vidas: ingeniero mecánico, comerciante, administrador, pizzero mundialista y campeón nacional de superbike.
El italiano, radicado en Costa Rica desde hace 20 años, conversó con El Financiero con la serenidad de quien ha probado distintos caminos y ha aprendido a unirlos todos en una misma filosofía de trabajo, disciplina y pasión.
Sus negocios, su relación con el deporte y su visión ante la adversidad conforman un retrato marcado por la constancia.
Formado en Administración de Empresas e Ingeniería Mecánica, Sala vivía en Italia dedicado a su faceta de corredor profesional de superbike, al mismo tiempo que manejaba una venta de motos, dos gelaterías, un pub, una discoteca y un restaurante.
A los 34 años, cuando (como él mismo dice) ya se consideraba “viejo” para correr en su país, viajó a Costa Rica para abrir los hoteles Louisiana, en Santa Ana, y Cerro Lodge, en Tárcoles. Ese fue el punto de partida de una nueva vida: la que lo llevaría a la pizza.
De ese impulso nacieron sus proyectos gastronómicos y, más tarde, Antica Pizzería Napoletana, restaurante con el que él y su equipo han alcanzado reconocimientos mundiales, incluyendo los puestos 7 y 3 del mundo.
Sala lo resume con una frase que parece definir su trayectoria:
“Todo viene derivado de que en Italia tenía muchos business que me enseñaron a manejar empleados, leyes, etc. Eso fue lo que me formó: mis propios negocios. Yo puedo hacer siete business y seis me pueden salir mal, pero lo importante es que el que sale bien me pague los demás. Tengo una ideología de ir siempre adelante, hacer cosas nuevas y probar”.
Antica Pizzería Napoletana
El camino de Sala como pizzero empezó casi por necesidad: Cerro Lodge, su hotel especializado en avistamiento de aves, sufría una baja de clientes en los meses en que no había avistamientos.
Para compensar ese vacío, decidió abrir una pizzería dentro del hotel. Sin embargo, al buscar la mejor calidad se encontró con carencias en procesos y producción. Esa inconformidad lo llevó de vuelta a Nápoles, donde, limpiando pisos y preparando masa, aprendió lo esencial. Regresó a Costa Rica decidido a fabricar sus propios ingredientes e importar lo que no podía producir aquí.
Tras el éxito en Tárcoles el maestro pizzero –como lo llaman sus compañeros– abrió paso Antica Pizzería Napoletana en Santa Ana.
Hoy, con tres hornos, un equipo de 15 pizzeros y seis pizzas posicionadas en el ranking mundial, Sala consolidó la pizzería napolitana más grande de Centroamérica.
De corredor de superbike a maestro pizzero
Su vida sobre dos ruedas nunca se detuvo. Sala compite aún como conductor de superbike en Costa Rica bajo el patrocinio de BMW y es, además, su propio mecánico.
Para él, el perfeccionismo del deporte y la precisión de la ingeniería se mezclan con la disciplina que exige la pizza:
“Cuando uno corre, está acostumbrado a hacer las cosas siempre para ganar y siempre perfecto. Así fue como empecé a cambiar completamente la pizza, igual que se hace con una moto de carrera: prepararla con todos los detalles, todos al límite, la hidratación y la fermentación para llevarla a niveles altos”.

Su experiencia en motos también lo vincula con la empresa 4Riders, importadora de motocicletas en Costa Rica:
“A ellos les hago consultoría, entreno a los mecánicos y entreno a los vendedores. Ahí desarrollo no solo el patrocinio, sino también la parte de servicio”, comentó.
Pero la historia reciente de Sala también incluye un golpe difícil de enfrentar. En marzo de este año, un incendio destruyó el 40% de su casa y consumió su carro, 18 motos de carrera y todas las herramientas que utilizaba. Frente a la tragedia, tomó la decisión de grabar un video pidiendo a quienes quisieran ayudarlo, que fueran a comer sus pizzas y el gesto tuvo un efecto multiplicador:
“Al final vino un montón de gente a comer pizza. Y eso también fue parte del desarrollo del éxito de la pizzería. Una pizzería que, gracias a su calidad, podía haberse desarrollado probablemente en tres años, se desarrolló en seis meses porque la gente vino a probar y regresó. Toda la gente que vino en ese momento regresó después. El suceso ayudó a tomar algo malo y convertirlo en algo bueno”, afirmó.

Mundial PizzaDoc 2025 y lo que viene
En el PizzaDoc World Championship 2025, Sala compitió junto a un equipo con cinco pizzeros costarricenses que lograron ubicarse dentro de los principales lugares de todas las categorías en disputa: Gourmet, Margarita y Contemporánea.
Para él, que ya había participado en 2024, la experiencia es comparable a su otra pasión:
“El mundial es como el mundial de motos: hay que tener experiencia, haberlo hecho una vez para mejorar los resultados”. Según cuenta, Antica fue la pizzería de Centroamérica con la mejor puntuación general y los mejores posicionamientos de su equipo.
Hoy, el maestro pizzero trabaja en la expansión de su propuesta gastronómica: muy pronto abrirá ‘Sorrento’, una pizzería en Barrio Escalante similar a Antica, con un menú casi idéntico, pero bajo una metodología de degustación que permitirá probar varias pizzas durante una misma visita.
También inaugurará, frente al Hospital de Niños, un local especializado en pizza fritta —pizza frita mediante técnicas especializadas— con el objetivo de dar a conocer este estilo en el país.
Ya hacia el final de la conversación, Sala reflexiona sobre su multifacetismo y vuelve, una vez más, al deporte como eje de su vida:
“Todo es preparación. La gente piensa a veces que ganar una carrera es llegar y ganar y no. El 80% es preparación: física, la moto, la estrategia. El último 20% es correr, y así con todo en la vida. Se necesita experiencia sobre uno mismo. Por ejemplo, yo puedo invertir mucho en los ingredientes de la pizza o en las partes de la moto, y sí, es importantísimo. Pero si yo no sé usar correctamente la moto o los ingredientes, no voy a hacer una buena pizza o tener una buena carrera”.