El dólar se encaminaba a un cierre de año con una depreciación cercana al 6%, ese fue el nivel que registró el pasado 20 de diciembre, con base en el análisis del precio promedio en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
Aunque fue un año de alta volatilidad para la divisa estadounidense, una serie de factores como el repunte en la confianza de los agentes económicos (consumidores y empresarios), la menor demanda de importaciones, el ingreso de $1.500 millones por la colocación de los eurobonos y la relativa desdolarización del ahorro financiero, impulsaron la caída en su precio.
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El Banco Central de Costa Rica (BCCR) jugó un papel preponderante en dos vías: la acumulación de recursos en sus reservas monetarias y las operaciones para abastecer las necesidades del Sector Público No Bancario (SPNB).
La estrategia del Central fue diferente a la empleada durante el 2018 y estuvo marcada por situaciones coyunturales como el ingreso de recursos provenientes de empréstitos internacionales, lo que deja un mercado cambiario con superávit de divisas.
“El BCCR decidió desde hace varios años gestionar las compras y ventas del SPNB debido a la importancia relativa que cobra este participante en determinados momentos del año o en determinadas situaciones superavitarias o deficitarias de divisas. Con esta gestión pretende suavizar los movimientos del tipo de cambio, en especial si los mismos no obedecen a sus fundamentales”, recordó el economista Melvin Garita, gerente general de BN Valores Puesto de Bolsa.
Estacionalidades y tradiciones
El precio promedio del la moneda en Monex empezó el año en ¢609,05, tuvo su pico más alto el 4 de febrero cuando llegó a los ¢614,31 (¢616,04 en el precio de venta) hasta caer a ¢562,63 el 28 de noviembre.
“En términos de estacionalidad, lo más marcado correspondió a los comportamientos del tipo de cambio durante los periodos de quincena y pagos de impuestos, con un mayor impacto también a partir de la entrada en vigencia del Impuesto del Valor Agregado (IVA) –el 1.° de julio–, lo cual es un comportamiento conocido. No obstante, de forma general, la tendencia fue a la apreciación”, explicó Rossy Durán, gerente corporativa de finanzas del Banco de Costa Rica (BCR).
A criterio de Garita las estacionalidades, sobre todo a finales de año, se magnificaron debido a la influencia que tuvo la colocación de los bonos de deuda externa (eurobonos) en las expectativas de los participantes, lo que obligó al BCCR a tener mayor actividad para evitar variaciones abruptas.
El Central compró $2.387 millones –hasta el pasado 20 de diciembre– en Monex. Esto le permitió atender las necesidades netas del SPNB que para el 20 de noviembre se contabilizaban en $1.650 millones. Además, le ayudó a restituir parte de los dólares vendidos directamente al sector público el año pasado.
El saldo de las reservas internacionales netas al 13 de diciembre alcanzó los $9.016 millones que equivalen a un 14,5% del Producto Interno Bruto (PIB). El aumento en este rubro fue impulsado por la colocación de los eurobonos a plazos de 11 y 26 años.
“Nuestro mercado cambiario es ilíquido y poco profundo, además de vibrante. Eso hace que las expectativas de entradas o salidas considerables de divisas marquen tendencias o cambios de tendencias de una manera abrupta. Es parte de lo que hemos visto este año”, agregó Garita.
Al 20 de noviembre el tipo de cambio promedio en Monex registró una variación interanual de -4,9% y acumulada de -6%, según indicó el Central en su Comentario para la economía nacional para noviembre del 2019.
EF intentó obtener una posición del BCCR para este artículo, pero no respondieron las consultas enviadas.
Herramientas del Central
El BCCR logró compensar la demanda de dólares del sector público de forma estratégica lo que neutralizó el impacto sobre las reservas internacionales que crecieron al cierre del año.
Pese a que el dólar tuvo más fluctuaciones en 2019 en comparación con el año anterior, la gestión del Central dio resultados para evitar una mayor caída en el precio de la divisa.
La entidad cuenta con tres opciones para participar en la negociación de las monedas en el mercado doméstico: la intervención de operaciones para estabilización cambiaria, las que responden a las necesidades del sector público y las compras o ventas en Monex.
Las ventas de estabilización cayeron 83% entre diciembre del 2018 y el 20 de diciembre de este año. Antes de que llegara Rodrigo Cubero a la presidencia del Central, la autoridad monetaria utilizaba esta vía para controlar el comportamiento del dólar.
En el segundo mecanismo las entidades públicas no bancarias piden dinero al BCCR que toma esos recursos de sus reservas monetarias para venderlas de forma directa. A diciembre este tipo de ventas sumaron $2.494 millones, lo que representa un 16,8% menos que un año atrás.
Finalmente, el Central puede acudir al Monex para comprar o vender dólares con el fin de compensar el efecto sobre las reservas internacionales que sirven como aprovisionamiento ante la demanda de dólares del SPNB.
A pesar de que este sector requirió menos recursos este año, la autoridad monetaria apostó por robustecer sus arcas y compró 40,2% más a diciembre del 2019 con respecto a un año atrás.
Sobre las expectativas para el 2019, los analistas prevén que continúe la volatilidad como respuesta a los picos de demanda y las estacionalidades.
El Central decidió pagar de forma anticipada el préstamo por $1.000 millones que obtuvo del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) en 2018, aun así no se prevén cambios fuertes que impliquen la apreciación del dólar.
“La cancelación del crédito del FLAR se debe enmarcar dentro de la estrategia de acumulación de divisas anunciada y de la gestión de activos y pasivos propio del Banco Central, por lo que los efectos en el tipo de cambio deberían ser menores y estar circunscritos a la intervención de la entidad para evitar apreciaciones”, apuntó Garita.
De esta forma, el dólar cierra un año sin sobresaltos y se enrumba a un 2020 antecedido por algunas señales de mejora en la actividad económica del país.