El saldo de la Caja Única del Estado creció en el 2015 un 23%.
Esto significa que las entidades que gestionan sus recursos por esta vía, de una u otra forma conservaron los recursos y no los gastaron según lo presupuestado.
La Caja Única funciona como un administrador de cuentas para las diferentes entidades del sector público, desde donde pueden hacer pagos o recibir dinero del Ministerio de Hacienda.
El saldo acumulado al pasado 14 de abril era de ¢812.297 millones en moneda nacional y $166 millones, según datos suministrados por Mauricio Arroyo, subtesorero nacional.
El Ministerio de Hacienda ha insistido en que se debe evitar el crecimiento de ese saldo y procurar la utilización de los recursos. Para esto, envió un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa.
El pasado 15 de marzo, la Comisión de Asuntos Hacendarios dictaminó el texto por lo que ahora podrá pasar al plenario para su votación. El plan incluye la posibilidad de que Hacienda vuelva a tomar el control del dinero en caso de que las instituciones no lo utilicen en más de dos años.
EF entrevistó a Arroyo acerca del estado actual del dinero en Caja Única.
¿Cuánto dinero acumula la Caja Única?
Hoy tenemos 2.084 entidades con saldos activos y un saldo de ¢812.297 millones solo en colones.
¿Que han hecho para que ese saldo detenga su crecimiento?
En el último año, del 2015 al 2016, aumentó casi ¢100.000 millones, a pesar de circulares que hemos mandado con la idea de que los ministerios no ejecuten recursos a entidades que tienen saldos en Caja Única libres. Aún así, sigue incrementándose
Pero, ¿esas circulares no son vinculantes o de acatamiento obligatorio?
Debería de serlo por el tema de la rectoría, pero lo que pasa muchas veces es que los ministerios dicen que reciben una certificación de la institución que dice que esa plata está comprometida y que, por lo tanto, hay que girarla.
“Lo que pasa es que, finalmente, el compromiso que tenía por medio de una licitación se cae o no es aprobada por la Contraloría. Entonces, por una mala ejecución de los recursos, no termina usándose el dinero”.
¿Qué más puede hacer Hacienda?
Una parte de lo que se está haciendo es a la hora de presupuestar recursos y de aprobar ampliaciones de presupuesto; usar ese saldo que se tiene puede ser un insumo.
¿Tienen alguna estimación de por lo menos cuántas transferencias detuvieron por comprobar que había superávit libres?
Hicimos una estimación para el 2014 en que se habló de unos ¢60.000 millones. Este 2015 fue una combinación porque en algunos presupuestos se hicieron rebajas directamente y creemos que anda alrededor de otros ¢60.000 millones en promedio.
De los cerca de ¢800.000 millones en saldo, ¿cuánto corresponde a un superávit libre de las entidades?
Hemos hecho números de que podría ser entre un 45% y 50%. Pero hay un montón de plata en superávit que no está dentro de la caja única, la tienen en bancos.
“Son pocas las entidades que no acumulan superávit. Cuando se revisan los saldos de las diferentes entidades y la mayoría tiene acumulaciones”.
¿Cuánta plata tiene más de dos años de estar en saldos?
Esa es una información que tiene cada entidad y, por la forma en que se maneja, actualmente solo se declara el superávit sin hacer diferencia cuánto viene del año anterior. Es algo que no se lleva, pero a partir de que se apruebe el proyecto de ley, sí va a tener que llevarse.
¿Qué esperan que suceda una vez que se apruebe la ley?
El primer impacto va a ser que cada jefatura va a ser consciente de que tiene uno o dos años para ejecutar recursos; entonces, algunos no van a querer que se les giren dineros porque va a ser un compromiso ejecutarlos.
“Cada entidad se va a medir con lo que pedirá a su dirección financiera y cada dirección financiera va a ser más meticulosa de cuánto solicitará. Un efecto inmediato que esperamos es una reducción en el giro de transferencias. El otro tema importante será un mayor compromiso para ejecutar los recursos y veríamos una mayor ejecución de obra pública.
“Visualizaríamos una reducción en algunas transferencias. Se habla de una reducción en el déficit que podría andar entre 0,2% y 0,6% del Producto Interno Bruto, en el déficit fiscal, en los primeros tres años”.