Aprovechando las tensiones políticas en Hong Kong, Tokio ha lanzado una ofensiva para atraer capitales y profesionales de las finanzas basados en la excolonia británica, pero sus posibilidades de éxito son escasas.
"Quiero convertir a Tokio en la ciudad financiera líder de Asia", anunció en octubre su gobernadora, Yuriko Koike.
La capital japonesa inauguró oportunamente la semana pasada una nueva oficina de información en Hong Kong, para "vender" su atractivo económico. También se crearán oficinas temporales en Tokio, destinadas a empresas que contemplen mudarse a la capital japonesa.
El gobierno japonés estudia aplicar reducciones de impuestos y medidas de simplificación para incrementar el atractivo del país ante los profesionales extranjeros de las finanzas. También se valora la idea de una zona económica especial, aunque su implementación resulte más compleja.
De momento ninguna sociedad extranjera ha anunciado públicamente su intención de abandonar Hong Kong, aunque algunas sí contemplen esa posibilidad en un futuro, según varios sondeos.
“El ambiente general es de compás de espera”, afirma un directivo de un gran banco occidental que opera en Hong Kong y requiere el anonimato. “De momento no ha pensado” en dejar Hong Kong, asegura, y ello pese a la adopción reciente de una controvertida ley sobre la seguridad nacional, impuesta por Pekín.
Obstáculos nipones
Además, Japón no es un candidato ideal, pese a su estatuto de tercera potencia económica mundial.
La barrera lingüística, sumada a un escaso dominio local del inglés, supone un obstáculo crónico para Japón, así como sus elevados impuestos: para los contribuyentes más pudientes, la tasa de imposición sobre los ingresos llega al 45%, contra 17% en Hong Kong y 22% en Singapur.
El retraso que sufre Japón en su transformación digital es otro importante escollo, explica Michael Mrozcek, presidente del Consejo Europeo de Negocios (EBC) en Japón.
La gigantesca avería que paralizó la bolsa de Tokio el 1.° de octubre tampoco ayudó a mejorar su reputación.
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La “discriminación” hacia residentes extranjeros en Japón en los últimos meses en nombre de la lucha contra la COVID-19 ha lastrado asimismo su atractivo internacional, apunta Mrozcek.
A los residentes extranjeros les era casi imposible retornar a Japón, contrariamente a los ciudadanos japoneses.
Además, otras regiones de Asia-Pacífico pretenden rivalizar con Hong Kong. Australia por ejemplo anunció en julio una flexibilización de sus normas de visado por los ciudadanos hongkoneses.
También Singapur aparece como destino alternativo posible. “La mayoría de las sociedades financieras internacionales ya están implantadas en Singapur, y por ello preferirán ampliar ahí sus operaciones que buscar en otro lado”, opina Rajiv Biswas, economista para Asia-Pacífico de IHS Markit.
Puerta de entrada a China
Pero Hong Kong mantiene sólidos argumentos en su favor, como ser la “primera puerta de entrada a China continental”, además de su ecosistema de bancos internacionales, sin igual en Asia, según Stephen Innes, analista en AxiCorp.
Desde fines de 2014, la bolsa de Hong Kong está directamente conectada con la de Shanghái, lo que permite a las sociedades con sede en Hong Kong invertir más fácilmente en empresas chinas cotizadas.
La proximidad geográfica de Hong Kong con Shenzhen, la Silicon Valley china, es otra ventaja esencial, agrega Innes.
La timidez de las medidas anunciadas hasta ahora por los vecinos de China para competir con Hong Kong reflejan asimismo sus temores de indignar a Pekín, y que sus propios intereses económicos se vean afectados.
“Ni Singapur, ni ningún otro país de la región puede morder la mano que alimenta”, explica Innes. “En Asia, al margen de Japón, todos los caminos conducen a China”.