
El dato más reciente del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) presentó una variación interanual en su tendencia ciclo de 8,8% a abril de este año, lo que “dispara” al alza los resultados en comparación con los últimos meses. Sin embargo, el resultado es afectado por un efecto rebote, ya que los datos se comparan con abril del 2020, uno de los meses más deprimidos económicamente por la pandemia.
Si la variación interanual de la tendencia ciclo se grafica el avance en la producción se observa con una línea creciente, pero para los expertos no se puede perder de vista el efecto base: en abril del año pasado la variación fue de -8,6%, el mes con los menores niveles de actividad económica ante las medidas restrictivas por la pandemia.
Sin embargo, la medición sí evidencia una leve recuperación en algunos de los sectores que estaban deprimidos. Desde enero pasado actividades que pertenecen al régimen definitivo (que no están en zonas francas) han mostrado dinamismo excluyendo el efecto de comparación porcentual.
De acuerdo con el Banco Central (BCCR), para tratar de aislar el efecto base se puede comparar el nivel de producción actual con el registrado previo a la crisis. Así, al contrastar el índice de la serie ajustada por estacionalidad de abril 2021 con febrero del 2020 la variación es -2,3%.
“Por lo tanto, aunque la economía se recupera, aún no alcanza el nivel observado antes de la pandemia”, señaló la entidad.
Para el economista y profesor de la Universidad Ulead, Juan Muñoz, los resultados interanuales del IMAE son un espejismo de cálculo o contable, ya que abril del 2020 sufrió una contracción profunda que continuó en menor medida los siguientes meses del año.
“Cuando uno tiene una caída tan fuerte, cualquier variación se va a haciendo cada vez más grande en comparación con la base sobre la que se calcula. Nuestra producción cayó tanto en los primeros meses de la pandemia que ahora cualquier aumento se ve masificado”, comentó Muñoz.
Asimismo, el economista señaló que la economía nacional no ha experimentado políticas de reactivación, sino acciones dirigidas a asistir a personas afectadas por el desempleo; por lo que los resultados no son reflejo de impulsos a la recuperación económica.
Si se analiza el nivel de producción, por su parte, se evidencia que la producción mensual no ha alcanzado el ritmo que se mantenía antes de la pandemia. Por ejemplo, en febrero del 2020 el nivel alcanzó un 106,7 mientras que para abril del 2021 se posicionó en 103,5. Esa cifra llegó al 95,1 en abril del año anterior, una de las más bajas históricamente.
Muñoz explicó que las cifras que podrían reflejar la verdadera recuperación económica podrían verse a inicios del siguiente año, cuando las comparaciones se realicen con meses más pares en cuanto a producción y afectaciones por la pandemia.
Por su parte, la economista y gerente de bolsa de Grupo Acobo, Adriana Rodríguez, advirtió que el ritmo será sostenible y eventualmente irá perdiendo el ímpetu que muestra el rebote del 8,8%, por lo que los próximos meses se verán números más modestos y en línea con las expectativas de crecimiento del Central.
Rodríguez también llamó la atención sobre las variaciones de un mes a otro en el periodo de febrero, marzo y abril en el nivel de producción. Si se comparan los niveles de dichos meses, el aumento de marzo a abril (0,6) fue menor al crecimiento de febrero a marzo (0,8), lo que pudo verse afectado por las restricciones impuestas ante la nueva ola de contagios de COVID-19.
Sectores
Las cifras del IMAE de abril del 2021 señalan también crecimiento en la producción de las actividades más afectadas, sobre todo en el régimen definitivo; esto a excepción del sector construcción, que continúa con decrecimientos.
El grupo de empresas que constituyen el régimen definitivo crece por segundo mes consecutivo, luego de un periodo de doce meses de contracción por los efectos de la pandemia. El crecimiento se explica por la mayor producción de servicios de transporte y almacenamiento, el comercio y reparación de vehículos; y la manufactura.
Sin embargo, el efecto rebote se presenta en estos rubros, que fueron parte de las actividades más afectadas ante las restricciones sanitarias. No obstante, en el caso particular del comercio y la manufactura el crecimiento también refleja el dinamismo que muestran estas industrias en los últimos meses, que tienen variaciones positivas desde enero (mes que no señala un efecto base).
En el comercio, que tuvo una variación interanual tendencia ciclo de 22,7%, se debió a la mayor demanda de materiales de construcción y ferretería, vehículos, combustibles, así como de aparatos eléctricos y electrónicos.
Rodríguez apuntó que hay un cambio de tendencia específicamente con los vehículos, que presentan una variación positiva luego de varios meses deprimidos. La economista también señaló que podría responder a las preferencias de un público cautivo, que se abstuvieron de adquirir vehículos o bienes de importancia durante la pandemia y ahora toman oportunidades de oferta.
Entre regímenes, las variaciones interanuales muestran comportamientos distintos. El régimen especial (zonas francas) comenzó una senda a la recuperación desde mayo del 2020, luego de caer a -1,3% en abril de ese año. Para octubre de 2020 la producción de los regímenes especiales ya había recuperado los niveles previos a la pandemia (según los niveles de producción).
El fuerte crecimiento del régimen especial está sustentado en el incremento de la producción manufacturera, según el Banco Central. Particularmente, la manufactura en los regímenes especiales creció un 44,8 %.