En la actualidad, los mercados globales se vuelven más competitivos y la permanencia de empresas, independientemente de su tamaño y poder económico, es menos estable; tomemos como referencia que el 50% de las compañías que estaban en el Forbes 500 en 1999 ya no estaban para 2009.
Es más importante para una empresa no enfocarse en las causas que han hecho que otras pierdan competitividad sino en aquellos elementos que harán que puedan permanecer relevantes en las mentes de los consumidores. Por lo tanto, es fundamental que toda empresa concentre sus energías y recursos en tres características que le darán el impulso necesario para estar en la vanguardia:
-Ser único, no el mejor. Incluso, un mercado altamente atractivo puede verse limitado por la competencia que llegue a ofrecer el mismo producto o servicio. No piense en tratar de ser mejor que la competencia haciendo exactamente lo mismo, sino enfoque el rumbo de la empresa en realizar un producto o servicio que sea único (innovar) en la mente de los consumidores. Adicionalmente, sea paciente en cuanto a las innovaciones: avanzar muy rápido puede comprometer la integridad de lo que ofrece.
-El cliente no siempre tiene la razón. Este término está altamente popularizado y en vez de hacer un bien a las empresas más bien las limita y daña su desempeño. Tenemos que tomar en cuenta que darle la razón al cliente siempre implica ponerlo por encima del empleado (hay clientes irracionales), lo que creará una atmosfera de desconfianza y, por lo tanto, dañará la autoestima del empleado que se reflejará en una baja de su productividad: empleado feliz, cliente feliz. Es mejor entender que la forma correcta de enfocarse es buscar la satisfacción del cliente, no vendiendo el servicio sino colaborando con él hacia la resolución de sus objetivos, escuchando sus inquietudes y caminando con él esa distancia adicional que no espera de otra empresa. Ya sea dando un producto o servicio las cosas pueden salir mal, lo mejor es trabajar de la mano del cliente e indicarle los pasos a seguir hacia una resolución efectiva de su problema. Chip R. Bell da un ejemplo de esto al indicar que una alternativa de satisfacer a un cliente es sorprendiéndolo; imagine comprar un auto nuevo y que sus estaciones favoritas ya estuviesen programadas.
-Pregúntese hacia donde quiere ir y establezca una cultura hacia ese fin. Para alcanzar las metas es necesario que todos los mecanismos internos estén enfocados hacia ese fin, principalmente la cultura de los empleados. Como mencionamos anteriormente, la innovación es lo que permitirá a una empresa competir, por lo tanto, la creatividad deberá ser el mayor atributo. Trate como empresa de incentivar la pasión de los empleados y dirigirlos hacia su objetivo, cree lazos, celebre nuevas ideas, brinde autonomía e impulse las fortalezas de sus empleados. Las debilidades y errores pueden enmendarse, pero es importante entender que no existe el éxito sin unos cuantos obstáculos.
¿Y la competencia? Evaluar a la competencia es importante, de eso no hay duda. Sin embargo, competir basado en lo que hacen empresas rivales dentro de la misma industria solamente logrará colocar a la compañía un paso atrás, perdiendo competitividad por falta de innovación y con ello, lealtad. Un mejor enfoque es pensar en ser una empresa líder y enfocar los recursos en los cambios en el mercado, su entorno y las necesidades que podrían satisfacer. De esta manera, alineando estos tres elementos, la empresa podrá tener ventajas competitivas.