En un momento en que la industria de la aviación busca intensamente reducir su huella de carbono, Costa Rica se convirtió en un escenario de pruebas.
El pasado 25 de octubre, la aerolínea Air France utilizó su conexión transatlántica entre París y San José para una demostración de eficiencia operativa.
El objetivo no era solo conectar dos ciudades, sino implementar “diversas prácticas y medidas destinadas a reducir el impacto ambiental” de la operación.
La iniciativa formó parte del SkyTeam Aviation Challenge (TAC), descrito por la alianza como una “competencia amistosa” que este año involucra a 23 aerolíneas. Estas operan más de 80 vuelos de demostración en busca de 18 premios que reconocen soluciones innovadoras para reducir emisiones.
“Nos enorgullece llevar a cabo este vuelo de demostración desde Costa Rica, un país que comparte nuestro compromiso con la sostenibilidad y la innovación”, afirmó el Gerente General de Air France-KLM en la región, Wouter Gregorowitsch, en un comunicado de prensa.

Las acciones aplicadas y los resultados ausentes
Aunque el vuelo sirvió como “laboratorio” regional, el comunicado no entregó cifras de reducción real de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para este vuelo específico.
En lugar de un balance de CO2 ahorrado, Air France se enfocó en las acciones implementadas, que incluyeron:
- Prácticas de eco-piloting (pilotaje ecológico).
- La electrificación de operaciones en tierra, conectando la aeronave a la Unidad de Potencia Terrestre (GPU) para minimizar el uso de la Unidad de Potencia Auxiliar (APU).
- El uso de contenedores de carga más ligeros (59 kg) para reducir el peso.
El único resultado cuantitativo reportado sobre la gestión ambiental del vuelo fue la “recuperación de 13,3 kg de material reciclable”.
La ruta entre el aeropuerto Charles de Gaulle (CDG) y el Juan Santamaría (SJO), cubre una distancia aproximada de 8.941,9 kilómetros.
Para poner en perspectiva el desafío de la descarbonización, el sitio especializado Air Miles Calculator estima que un vuelo directo en esta ruta produce aproximadamente 657 kg de CO2 por pasajero en promedio. Esta estimación, aclara el sitio, solo considera la combustión del combustible y no otros efectos climáticos como las estelas de condensación.
Pese a la falta de cifras para el vuelo del 25 de octubre, el Grupo Air France-KLM mantiene como “palancas clave” la modernización de su flota y el uso de Combustible Sostenible de Aviación (SAF).
La compañía afirma que invierte anualmente €2.000 millones en renovar su flota y que entre 2022 y 2024 fue “uno de los mayores usuarios de SAF a nivel mundial”.
