Opinión

Desafíos para el sector lácteo

La apertura no toma por sorpresa a nadie. Veinte años han sido un plazo suficientemente amplio para prepararse debidamente de cara a la dura competencia que podría avecinarse.

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Por décadas, el sector lácteo costarricense se desempeñó en un ambiente de alto proteccionismo estatal. Antes de los Acuerdos de la Ronda de Uruguay, de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cualquier importación al país requería de una licencia, que raramente era otorgada. Con la entrada en vigor de dichos acuerdos en 1995 y la “arancelización” que allí se contenía, esta licencia se convirtió en un arancel de más del 100% que, en la práctica, hacía casi imposible cualquier importación o elevaba a precios exagerados el producto que se importara. Asimismo, en dichos acuerdos se establecía una cuota arancelaria –dentro de la cual se podía importar contra el pago de un arancel menor–, pero que por su exiguo tamaño representaba únicamente una apertura de carácter simbólico.








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