Tras las restricciones por la pandemia y una campaña represiva del gobierno contra el sector tecnológico, las empresas chinas de inteligencia artificial experimentaron malestar durante gran parte de 2023. Mientras las empresas estadounidenses avanzaban con modelos y aplicaciones cada vez más potentes, las autoridades regulatorias chinas parecían decididas a limitar la innovación local con normas estrictas y a menudo ambiguas.
Pero las empresas chinas de IA consiguieron salir del atasco con nuevas estrategias y un cambio en las relaciones institucionales entre las autoridades y los desarrolladores privados con la mirada puesta en simplificar la regulación local. Ahora la situación es totalmente distinta: la industria estadounidense de la IA enfrenta un entorno regulatorio caótico bajo la presidencia de Donald Trump, mientras que la actitud china hacia la gobernanza de la IA se ha vuelto más flexible y favorable a la innovación.
Este cambio es atribuible a varios hechos. En primer lugar, el surgimiento de mecanismos institucionales novedosos ayudó a formular una postura regulatoria más colaborativa y participativa que impulsó la creación de nuevas empresas de IA. Un ejemplo notable es DeepSeek, la revolucionaria empresa china de IA, surgida de un fondo de cobertura. Otras, como Zhipu AI y Moonshot AI (creadora del modelo Kimi) nacieron de una asociación entre la Universidad Tsinghua y la Academia de IA de Beijing, una asociación industrial sin fines de lucro creada con apoyo de las autoridades municipales.
Estas asociaciones han trascendido la mera creación de nuevas empresas de IA: también han aportado al ecosistema chino de IA una nueva dosis de energía y talento. Mientras muchos gobiernos locales todavía enfrentan crecientes presiones fiscales (sobre todo como resultado de costosas políticas de «COVID cero»), las ciudades líderes han aprovechado una combinación de infraestructuras de primer nivel, subsidios estatales selectivos (directos e indirectos) para el sector tecnológico y sinergias entre empresas de hardware y software.
La aplicación de la normativa ha recibido el influjo de una estrecha colaboración entre empresas privadas y organismos públicos como el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información y la Administración China del Ciberespacio (ACC), a menudo en beneficio de la industria tecnológica. Estos organismos trabajan a través de centros de estudio afiliados (como la Academia China de Tecnología de la Información y las Comunicaciones) y entidades sectoriales (como la Asociación de Ciberseguridad) para convocar diálogos periódicos con desarrolladores privados y expertos académicos.
Aunque los debates no son públicos, integran una variedad de miradas más amplia y han contribuido a crear un entorno regulatorio más predecible y alineado con las necesidades prácticas de los innovadores tecnológicos. En comparación con antes de 2023, la regulación de la IA se ha vuelto más estandarizada y comprensible. Las leyes en sí no han cambiado, pero los requisitos ambiguos o gravosos del pasado ahora traen consigo pautas más claras para su cumplimiento.
En la práctica, la vigilancia regulatoria ha pasado de estar centrada en las primeras fases de desarrollo (por ejemplo la recopilación de datos y el entrenamiento de modelos) a las aplicaciones específicas. La mayoría de las reglas ahora apuntan a cómo se usan los modelos de IA, más que a cómo se construyen; esto permite a las empresas recopilar datos para entrenamiento y desarrollar modelos fundacionales sin demasiados impedimentos. Aun así, el contenido generado por los modelos de IA sigue estando muy regulado.
Por último, las empresas chinas de IA han invertido mucho en el desarrollo de modelos innovadores de código abierto. Mientras que durante el gobierno del expresidente estadounidense Joe Biden se pensó en restringir el desarrollo de la IA de código abierto por motivos de seguridad nacional (aunque al final se decidió apoyarlo), empresas chinas como DeepSeek y Alibaba avanzaron y lanzaron varios modelos de código abierto que ahora se usan en todo el mundo.
El veloz ascenso del sector chino de la IA muestra un marcado contraste con lo que está sucediendo en Estados Unidos. Al principio, muchas empresas de IA recibieron con agrado la agenda desreguladora de la administración Trump, pero la falta de propuestas detalladas en materia de políticas, sumada a la intolerancia de Trump a las críticas, ha creado incertidumbre y desalentado un compromiso significativo. Además, los amplios recortes a la financiación federal de la investigación y las duras restricciones a la inmigración reprimen la provisión de personal cualificado (que fue por mucho tiempo motor de la industria estadounidense de la IA), lo que provoca un creciente malestar en el sector.
La disfunción regulatoria estadounidense ha dado a las empresas chinas de IA margen para acelerar su crecimiento. El ascenso de DeepSeek, el dominio de China sobre la fabricación y las cadenas de suministro y la percepción de autosabotaje estadounidense han llevado al sector tecnológico chino a experimentar una renovada confianza en sí mismo.
Es verdad que esta dinámica puede cambiar. El Congreso estadounidense todavía puede crear un entorno normativo más favorable a la industria, reintroduciendo la propuesta de impedir que los estados dicten leyes sobre IA. El próximo Plan de Acción sobre IA de la Casa Blanca, cuya presentación está prevista a fines de este mes, también puede aclarar la estrategia de la administración Trump en materia de supervisión del sector tecnológico.
Además, la confianza de China puede convertirse en hibris. La historia muestra que cuando el Partido Comunista considera que obtuvo una ventaja estratégica, suele responder intensificando su control de la sociedad. Por ejemplo, tras décadas de veloz crecimiento y relativa apertura, el presidente Xi Jinping ha aumentado la presión política y regulatoria sobre las empresas privadas, en particular en el sector tecnológico.
Paradójicamente, cuanto más éxito tengan las empresas chinas, más expuestas estarán al escrutinio estatal. Un buen ejemplo es DeepSeek: la veloz adopción de sus modelos (dentro y fuera del país), combinada con una moderación de contenidos limitada, equipos de cumplimiento normativo reducidos y protocolos de censura relativamente laxos, puede poner en alerta a autoridades regulatorias como la ACC.
La creciente popularidad de RedNote en Estados Unidos resalta los riesgos inherentes al éxito. A pocos días del ingreso masivo a la plataforma de usuarios estadounidenses de TikTok, aparentemente la ACC dio instrucciones al equipo de relaciones gubernamentales de RedNote para que los mantuviera separados de los usuarios chinos. DeepSeek ofrece servicios muy diferentes, pero está comprobado que la paranoia institucionalizada de la ACC y otras autoridades regulatorias es indiscriminada. De hecho, los usuarios de DeepSeek ya han notado signos de un aumento de la censura: al parecer, las respuestas a preguntas «delicadas» cambian en tiempo real.
Pero por ahora, mientras la administración Trump lleva adelante un ataque al estilo de la Revolución Cultural contra la industria y la sociedad estadounidenses, el gobierno chino está haciendo todo lo posible para fortalecer la posición de China como líder tecnológico mundial, y las consecuencias para el futuro de la influencia estadounidense pueden ser profundas.
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El autor es miembro del Centro Paul Tsai de Estudios sobre China en la Facultad de Derecho de Yale.