Los afiliados a los fondos de pensiones complementarios tuvieron un año excelente en 2021. En el caso del Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP), la rentabilidad real fue la mejor en casi dos décadas. La mayoría de las Operadoras de Pensiones Complementarias (OPC) registraron retornos mayores al 14% por encima de la inflación.
Estas altas rentabilidades son el resultado principal de tres efectos. El primero, es la mayor exposición de los fondos de pensiones a los mercados internacionales, el cual es un proceso que ha tomado años en consolidarse y que le permite a las OPC diversificar mejor los portafolios y disminuir los riesgos de las inversiones. Hoy, las OPC pueden invertir hasta un 50% del portafolio en instrumentos internacionales. Sin embargo, aún algunas de ellas no se sienten cómodas con su conocimiento y mantienen porcentajes significativamente inferiores, lo cual se ha reflejado en menores rentabilidades en comparación con sus competidores.
El segundo elemento que explica la alta rentabilidad del año pasado es la devaluación del colón, la cual según el tipo de cambio de compra de referencia del BCCR (el usado regulatoriamente para colonizar las inversiones) se ubicó en 4,7% en 2021. En promedio, el 41% de las inversiones del ROP se mantuvo en dólares a diciembre de 2021. Ello implica que casi dos puntos porcentuales de la rentabilidad experimentada el año pasado es atribuible a la devaluación del colón.
El tercer efecto, el más importante, es al alza en el mercado accionario internacional, en un año dominado por la reactivación económica de las principales economías del mundo. Los mercados accionarios en estos países se han visto favorecidos por los programas de estímulos que aumentaron tanto la demanda por bienes (y las ganancias de las empresas) como la inversión en este tipo de instrumentos financieros. La mayoría de las OPC lograron capitalizar la evolución positiva del mercado accionario a favor de sus afiliados.
Sin embargo, es improbable que este último efecto se repita en el presente año, pues ante el embate de la inflación, los bancos centrales alrededor del mundo han sugerido o realizado aumentos en las tasas de interés. Esto provoca pérdidas por valoración en los instrumentos de renta fija y le quita atractivo a las acciones como instrumentos de inversión, ambas cosas conducen a minusvalías en los fondos de pensiones y un efecto negativo sobre sus rentabilidades.
A pesar de lo anterior, los buenos resultados de los fondos de pensiones durante 2021 nos dejan varias enseñanzas en relación con la forma en la cual se debe estructurar la regulación financiera. En primer lugar, según lo indicó Markowitz desde hace más de 70 años, es importante la diversificación para la gestión de los riesgos de inversión. Ante un mercado de capitales subdesarrollado como el costarricense, con una casi inexistente oferta de acciones, la diversificación de los fondos de pensiones solo se puede lograr mediante las inversiones internacionales. Además, la experiencia de las OPC muestra que es posible mejorar la diversificación de los portafolios y lograr robustos y mejores rendimientos.
Ante un mercado de capitales subdesarrollado como el costarricense, con una casi inexistente oferta de acciones, la diversificación de los fondos de pensiones solo se puede lograr mediante las inversiones internacionales.
Segundo, las limitaciones locales e internacionales a las inversiones atentan contra las sanas políticas de diversificación de las inversiones. Ello es particularmente preocupante en el caso de los fondos de pensiones pues se trata de dineros sensibles y de carácter obligatorio para la mayoría de los trabajadores. Así, las pérdidas en la rentabilidad inducidas por estas restricciones afectan la rentabilidad de los fondos y la pensión de millones de personas. Es por eso que preocupa la posición que ha mantenido el Banco Central de buscar que los fondos de pensiones inviertan más dinero en bonos de gobierno, mediante el aumento en el límite de inversiones en este tipo de instrumentos, y más recientemente, el intento de restringir la cantidad de dólares que compran las OPC, tal y como lo informó El Financiero el pasado 11 de noviembre, incluso contraviniendo el Artículo 60 de la Ley de Protección al Trabajador.
Tercero, una correcta estrategia de diversificación de los fondos de pensiones requiere aumentar el porcentaje de inversión en mercados internacionales por encima del 50% impuesto por la LPT. Como el incremento en la diversificación de las OPC en los últimos años ha ido de la mano con un aumento en la rentabilidad, en términos financieros esto es indicio de que aún existe espacio para que las OPC alcancen la frontera eficiente de inversión. Por tanto, sería adecuado reformar la LPT para ir dejando atrás el concepto de límites de inversión e ir evolucionando hacia esquemas de inversión basados en la persona prudente, tal como lo recomienda la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
Las OPC se han convertido en los inversionistas institucionales más importantes del país, por lo que se debería eliminar cualquier restricción de inversiones en el exterior, pues es saludable que un mayor nivel de rentabilidad sea el resultado de un mayor nivel de riesgo, contrario al enfoque actual, donde el riesgo se debe asumir a un menor nivel de rentabilidad.