En esta era digital, donde los datos e información crecen exponencialmente y los desafíos globales se intensifican, la inteligencia artificial (IA) emerge como una aliada estratégica para la ciencia, posicionándose como una herramienta fundamental que acelera descubrimientos, resuelve problemas complejos y mejora vidas.
Durante décadas, la ciencia ha sido el motor del progreso humano. Hoy, ese motor se impulsa con el poder de la IA generativa, que no solo entiende el lenguaje humano, sino que también empieza a “aprender” los lenguajes de la naturaleza: desde las moléculas hasta los ecosistemas.
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En el campo de la salud, por ejemplo, la IA ya está transformando la forma en que se detectan enfermedades. Herramientas como PadChest-GR, desarrollada por la Universidad de Alicante en colaboración con Microsoft, permiten interpretar radiografías con una precisión sin precedentes. Por otro lado, soluciones como MAI-DxO, que simula a un equipo médico mediante el razonamiento de fuentes de datos, están demostrando que es posible abordar casos clínicos complejos con mayor eficiencia y menor costo. Otro avance significativo es la aplicación de la IA en la ciencia de materiales, donde se ha logrado resolver un problema de más de 60 años: la simulación del comportamiento de los electrones. Este logro abre la puerta a la creación de nuevos medicamentos, baterías más eficientes y materiales sostenibles.
En Kenia, la IA está marcando una diferencia tangible. Gracias a su capacidad para identificar comunidades en riesgo, esta tecnología se ha convertido en una herramienta clave para prevenir la desnutrición infantil. Este avance no solo representa una mejora en la eficiencia de las intervenciones sociales, sino que también ilustra el potencial de la IA como una fuerza profundamente transformadora cuando se orienta al bien común. En un mundo donde la innovación tecnológica a menudo se asocia con automatización y productividad, Kenia nos recuerda que también puede ser sinónimo de humanidad y esperanza.

Incluso en el estudio de los bosques, la IA está dando paso a nuevas formas de conocimiento. Gracias a su capacidad para traducir señales naturales, los científicos están empezando a “escuchar” a los árboles, comprender mejor los ecosistemas y generar soluciones basadas en evidencia para enfrentar la crisis climática.
Estos avances no son exclusivos de los grandes centros de investigación. Representan una oportunidad real para que países como Costa Rica fortalezcan su ecosistema científico y tecnológico. Con acceso a herramientas de IA confiables, responsables y éticas, nuestros investigadores, universidades y emprendedores pueden acelerar su impacto y contribuir, desde lo local, a resolver desafíos globales.
La IA está rediseñando los límites de lo posible en el ámbito científico. Cada avance tecnológico no solo representa una mejora en velocidad o precisión, sino que también se convierte en una invitación abierta a participar activamente en la solución de los grandes desafíos de nuestra era.
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Ineke Geesink, es gerenta país Microsoft Costa Rica; directora del Segmento de Empresas Corporativas, Medianas y Pequeñas Microsoft Centro América y Caribe. Su trayectoria es de más de 23 años en Microsoft. Es miembro de la junta directiva de la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio de Costa Rica (AmCham), YoEmprendedor, Camtic y del Club de Investigación en Costa Rica. Es la primera mujer que toma el puesto como Gerente País de la operación de Microsoft en Costa Rica.