Recientemente, un artículo en “El Financiero” destacó una supuesta carrera entre Costa Rica y Panamá por los fondos de la ‘Chips Act’ de Estados Unidos (EE. UU.), planteando la pregunta: “¿Vendrá un nuevo Intel?” .
A primera vista, la noción de una competencia entre estos dos países podría parecer lógica. Sin embargo, este enfoque simplifica demasiado la dinámica real de la industria y omite una oportunidad más significativa y compleja.
En lugar de una carrera en solitario, debemos entender nuestra posición no como una isla, sino como un eslabón vital en una cadena regional interconectada. La verdadera ventaja competitiva radica en nuestra capacidad de organizarnos sistemáticamente para responder ágilmente a las nuevas oportunidades, encadenando con nuestros vecinos y extendiendo esta capacidad a través de las fronteras.
La capacidad de organización como ventaja competitiva
En un mundo en rápida evolución tecnológica, donde las oportunidades emergen y desaparecen con una velocidad vertiginosa, la agilidad y la capacidad de respuesta se han convertido en activos invaluables.
Costa Rica, con su talento, infraestructura y compromiso con la innovación, tiene una ventaja única, pero esta ventaja no se mide solo por estos factores aislados.
Lo que realmente nos distingue es nuestra habilidad para organizarnos de manera eficaz y rápida para atender a las oportunidades globales. Como dijo Michael Porter: “The enduring competitive advantages in a global economy lie increasingly in local things—knowledge, relationships, motivation—that distant rivals cannot match. Competition and collaboration” (“Las ventajas competitivas duraderas en una economía global residen cada vez más en cosas locales (conocimiento, relaciones, motivación) que los rivales distantes no pueden igualar. Competencia y colaboración”). No es una cuestión de ser más rápidos o fuertes, sino de ser más inteligentes, más conectados y más ágiles en nuestra respuesta.
Costa Rica: Un eslabón en una cadena, no una isla
Costa Rica tiene mucho que ofrecer en términos de tecnología y desarrollo, pero verlo como una entidad tecnológica aislada en la región centroamericana sería un error crítico. En la economía global, somos un eslabón en una cadena interconectada, y nuestras relaciones con los vecinos, como Panamá en el caso de semiconductores, no deben ser de competencia, sino de colaboración y sinergia.
En la era de la digitalización, la colaboración transfronteriza es fundamental para crear un ecosistema tecnológico resiliente y próspero. La idea de una “carrera” por fondos o inversiones no refleja la realidad de una industria que depende cada vez más de la interconexión y la colaboración. Cuando trabajamos juntos, creamos una red más fuerte y diversa, donde todos los participantes pueden beneficiarse. La suma no es cero; es ganar-ganar si logramos coordinarnos y organizarnos. Si no, es perder-perder.
En la era de la digitalización, la colaboración transfronteriza es fundamental para crear un ecosistema tecnológico resiliente y próspero. La idea de una “carrera” por fondos o inversiones no refleja la realidad de una industria que depende cada vez más de la interconexión y la colaboración.
Organizarnos ágilmente y extender esta capacidad a la región
La ventaja competitiva de Costa Rica en la economía global no se encuentra solo en sus recursos y talentos, sino en cómo estos se organizan y se movilizan. Nuestro objetivo como nación debe ser fomentar nuestra capacidad de respuesta rápida, reaccionar y ejecutar el desarrollo industrial y la formación crucial para la competitividad del país en tecnologías disruptivas. La Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (Camtic) es una organización comprometida con este objetivo.
La extensión de esta capacidad a los países vecinos puede multiplicar el impacto y fortalecer nuestra posición en la cadena global. En el caso de los semiconductores y otras tecnologías emergentes, la coordinación y colaboración regional no son opciones, sino imperativos. Afortunadamente contamos con la ALETI (Federación de Entidades TI Iberoamérica) en donde están por Costa Rica, mediante Camtic y por Panamá la Cámara Panameña de Tecnologías de Información, Innovación y Telecomunicaciones (Capatec).
La agilidad en la organización y la colaboración transfronteriza son nuestras mayores fortalezas en una economía global en constante cambio. No debemos reducir nuestras oportunidades y desafíos a una simple competencia con nuestros vecinos, sino buscar cómo podemos unir fuerzas para una mayor prosperidad compartida.
En resumen...
La visión de una “carrera” entre Costa Rica y Panamá por los fondos de la ‘Chips Act’ de EE. UU. simplifica una realidad mucho más compleja y prometedora. En lugar de competir, debemos centrarnos en cómo podemos colaborar y fortalecernos mutuamente, convirtiendo nuestra capacidad de organización y nuestra posición como un eslabón en la cadena regional en nuestras mayores ventajas competitivas.
Al mirar hacia el futuro, debemos abrazar una mentalidad de colaboración y agilidad con países de la región centroamericana, reconociendo que nuestro éxito no se mide en una competencia aislada, sino en cómo contribuimos y nos
beneficiamos de una economía global interconectada.
El autor es el presidente de la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación.