Tras varias décadas de producirse el informe Estado de la Nación, y más tarde el Estado de la Educación, es interesante ver el patrón que surge de las reacciones de las autoridades políticas ante las radiografías que cada informe revela del país, muchas muy preocupantes.
Usualmente, en el primer año de cada administración, los informes son acogidos por las autoridades con mucha apertura y concuerdan con los resultados. Efectivamente, dicen, las administraciones previas han generado estos problemas. Luego, en los años intermedios, las autoridades se han esforzado por informar sobre lo que están haciendo, es cuando abundan los diagnósticos, procesos de planificación y el inicio de diversas acciones de política pública. Todavía en el último año de gestión, los informes se han recibido de manera respetuosa, aunque no siempre se concordara con los resultados.
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En la presente ocasión el patrón cambió cuando la administración opta por ignorar o descalificar los resultados. Algo curioso, a más de 3 años de estar en el poder y cuando en el informe sobre la educación se señalan graves problemas, así como la ausencia de acciones para atenderlos, el nuevo Ministro de Educación responde como si estuviera empezando el ciclo político al decir que la culpa de los problemas es de las administraciones previas. Sin embargo, recordemos que él ha sido viceministro y mano derecha de la anterior ministra. Y luego añade: pero ya estoy trabajando en los planes y programas para el año entrante. Ojo, el año escolar del 2026 inicia en febrero, es decir, ya habrán pasado las elecciones, ¿será que el señor ministro piensa seguir en su puesto?
La alternabilidad del poder en nuestra democracia da a cada administración una ventana de 4 años para trabajar por el país: solucionar los problemas, afianzar las fortalezas y aciertos, innovar e incrementar el bienestar de todos. Es cierto que tenemos una estructura institucional muy engorrosa e ineficiente que no facilita las cosas, pero eso es lo que hay.
Es indispensable que los candidatos a las próximas elecciones estudien muy bien esa realidad. De ser elegidos, solo cuentan con dos opciones: o trabajan con lo que hay; o mejoran las instituciones a su cargo con las herramientas legítimas y dentro de la ventana que tienen. Lo que no se vale es justificar la inacción o los malos resultados por la cancha en que ha tocado jugar, pedir una ventana extra y hasta otra cancha. Yo les aconsejo que, si ven la cosa muy “fea”, mejor no se presenten. Costa Rica no está para aficionados.