
Al iniciar el 2016, observamos, desde las organizaciones sociales, un panorama difícil en cuanto al tema fiscal, pues provoca una dificultad en las oportunidades de empleo.
Esta condición hace que, desde la Federación de Organizaciones Sociales de Costa Rica (FOS), veamos en el desarrollo de unidades de negocio dentro de las ONG una gran oportunidad de intervención y de mejora significativa ante este panorama; esto se puede lograr a partir de los emprendimientos tradicionales, de emprendimientos sociales, así como del impulso al desarrollo de la creación de empresas sociales.
Cada día más, los sectores que comprenden el sector no lucrativo –llamado también el tercer sector de la economía o tercer sector de acción social– tienen un gran protagonismo en el desarrollo social y económico de los países como el nuestro con economías emergentes.
Se hace necesario apostar por el crecimiento y profesionalización de las organizaciones sociales, con el apoyo para la creación, crecimiento y consolidación de las empresas sociales y de las unidades de negocio que existen dentro de las ONG, de manera que procuren ser autosuficientes, que no dependan del altruismo de los países amigos, personas o del Gobierno de turno con transferencias sin contraprestación.
Ellas podrán ser generadoras de empleo y creadoras de desarrollo social y económico. Es importante que estas organizaciones cumplan con su razón de ser: resolver problemas ambientales, sociales, económicos, de salud o la defensa de los derechos humanos.
El país cuenta con herramientas que definen la pobreza. Por ejemplo, mediante el método de medición por el índice de pobreza multidimensional. Sin embargo, nos encontramos con una realidad que, a pesar de conocerla, para las organizaciones y las instituciones públicas ha sido una pobreza abstracta y con pocas posibilidades de hacer una verdadera intervención más allá del asistencialismo en los casos más severos, pero que no logra la atención de las causas, ni desarrolla oportunidades para que, o no se caiga en pobreza o se logre salir de ella.
Pensar que el Gobierno podrá hacerlo, solo es desconocer la dinámica de operación de la administración central y de las instituciones autónomas, que a lo largo del tiempo han demostrado que aspectos que atienden, como desarrollo humano, pobreza, emprendedurismo, educación y cultura, etc., tienen una operación muy cara y su labor de ser entes rectores se pierde por la necesidad de brindar asistencia específica a las poblaciones.
Con una política adecuada de transferencia de recursos, con buena fiscalización, desarrollo de métricas de evaluación claras y de medición de impacto hacia las entidades privadas de acción pública como las ONG que cuentan con muchos años de servicio y experiencia, se puede lograr un aprovechamiento más eficiente de los recursos, para cumplir con las metas país en las áreas mencionadas.
Es necesario que en Costa Rica, como en los países desarrollados, veamos en una alianza público-privada (ONG) un motor de desarrollo humano y social para la reducción de brechas y generación de una importante empleabilidad.