Opinión de Leda Muñoz | “No se trata de hacer de la escuela un parque de diversiones o de bajar estándares, se necesitan cambios lúcidos y profundos, y de forma inmediata”.
La limitada capacidad de los sistemas educativos de retener y motivar a todos los estudiantes que ingresan es preocupante. Costa Rica tiene altas tasas de deserción que no están mejorando, al contrario, la crisis educativa que generó la pandemia continúa y se profundiza, como lo muestra con claridad el último Estado de la Educación presentado en días recientes.
Cientos de miles de jóvenes no han completado la educación básica, lo que compromete sus posibilidades de desarrollar sus talentos, construir un proyecto de vida a futuro que le permita una participación plena en la sociedad y en el mundo laboral, y en especial, fortalecer sus capacidades de pensamiento, como la resolución de problemas o el pensamiento crítico, capacidades necesarias para enfrentar este nuevo mundo en el que herramientas como la inteligencia artificial y las redes sociales, pueden provocar la grosera manipulación de las personas y los hechos, como ya estamos experimentando. Compromete además el desarrollo armonioso y próspero de toda la sociedad.
¿Qué pueden ofrecer las aulas para que los jóvenes se sientan motivados? ¿Y qué estamos haciendo con los que ya no están en ellas?
No se trata de hacer de la escuela un parque de diversiones o de bajar estándares, se necesitan cambios lúcidos y profundos, y de forma inmediata. La ciencia nos señala que el aprendizaje requiere esfuerzo mental y un apoyo y guía estratégicos por parte del docente, para que ese esfuerzo sea estimulante para el aprendiz. Por ello, la forma en que se enseña es determinante. Tanto como lo que se enseña.
El sistema educativo está fallando en las dos dimensiones, en lo que se enseña y en cómo se enseña, por lo que seguiremos viendo aprendizajes insuficientes en quienes están en las aulas, al tiempo que cada año se seguirán sumando miles de jóvenes a los que ya las abandonaron. Esta población reúne hoy más jóvenes que los que están dentro de las escuelas. Al final, realmente todos son parte de una generación de jóvenes abandonados por la educación y el país, y su abandono nos debilita a todos.
Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica y cuenta con más de 35 publicaciones científicas y académicas. Es exdirectora ejecutiva de la Fundación Omar Dengo.
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