El Partido Unidad Social Cristiana está frente a un gran dilema. La participación de su excandidato presidencial y de su excandidata a la vicepresidencia en el llamado gobierno de unidad nacional, los coloca en situación difícil.
Más complicada aún cuando miembros de su fracción parlamentaria trataron de desmarcarse de esta unión desde el principio.
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Recientemente sus diputados anunciaron la creación de un “gabinete a la sombra” para hacer oposición, y el presidente del PUSC, Randall Quirós, dijo que Piza estaba debilitado en el Gobierno y en su partido, manifestando que este no es militante y que ve difícil su regreso a la agrupación.
Particularmente duros fueron algunos diputados socialcristianos que afirmaron que Piza “... se metió solito al gobierno y solito tiene que ver cómo salirse”. Uno de los factores claves en este enfrentamiento es la derrota sufrida por el candidato socialcristiano a la presidencia del Congreso.
“Figura desgastada”
La diputada María Inés Solís ha dicho que el PUSC es oposición al gobierno del PAC, al gobierno de unidad, al gobierno de Piza y cualquier otro que exista. Agregó que la figura del ministro de la Presidencia está muy desgastada.
¿Están o no están? No pueden ser gobierno y oposición al mismo tiempo. ¿Cogobiernan o, como ha señalado el presidente de la Asamblea Legislativa, Carlos Ricardo Benavides, hacen parte de los “…partidos políticos que sienten pena por haber integrado el Gobierno”?
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La estructura del partido y su fracción parlamentaria buscan desmarcarse de la acusación de cogobierno, ante la repetida mala calificación de este en las encuestas, mientras que la cúpula que participó en la campaña permanece en Zapote.
Esa es la disyuntiva, ser o no ser parte de un gobierno mal evaluado, de cara a los próximos procesos electorales.