
Karla Ávila Zúñiga tiene un cabello muy fino, por lo que años atrás inició la búsqueda de extensiones que le ayudaran a darle un mayor volumen.
Algo tan sencillo como esto desembocó en el establecimiento de su negocio Extenclip, que hoy concentra todos sus esfuerzos y que ha crecido considerablemente.
Como no encontró el tipo de extensiones que deseaba en Costa Rica, decidió importarlas.
Se trata de extensiones en clip, de cabello natural de la India, que la misma persona que las usa se las pone y quita, sin necesidad de ir donde un estilista.

De tener el cabello por los hombros, las extensiones permitieron que a Karla le llegara hasta la cintura.
Su cambio de look empezó a llamar la atención entre sus conocidos, quienes le encargaron varias de ellas.
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En ese entonces, específicamente en el 2011, Karla era estudiante de arquitectura en la UACA y tenía tan solo 22 años, por lo que le pareció que vender unas cuantas extensiones le ayudaría con sus gastos de la universidad.
El financiamiento que le otorgaba la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape) no era suficiente para pagar todo lo que requería.
En agosto de ese 2011 abrió una página en Facebook y comenzó a vender las extensiones por esa vía.
Su negocio empezó a darse a conocer y Karla recibía hasta 10 mensajes por día en su celular, de mujeres interesadas en adquirir los productos.
Eran tantas las consultas y llamadas que se generaban que convirtió su número personal en el de su negocio.
En el 2013, abrió un sitio web en el que habilitó una tienda para vender el cabello.

La disyuntiva
Luego de concluir su carrera de arquitectura y de diseñar una casa, Karla no sabía qué hacer: si se dedicaba de lleno a su carrera profesional, que le encanta, o si seguía con su emprendimiento, el cual se convirtió en una pasión.
Al final, la joven de 28 años resolvió seguir con su negocio y fue allí que se planteó apostar en grande y abrir un espacio físico para comercializar los productos.
De acuerdo con los lugares en los que vivían sus principales clientas, Karla pensó en abrir en Escazú o en Tres Ríos.
En febrero del 2017 inauguró su tienda en Plaza Cabadi, Escazú, sitio en el que encontró un local.
Invirtió ¢4,5 millones en su acondicionamiento por medio de un préstamo que le otorgó un familiar y que ya logró pagar.

Allí, la emprendedora no solo vende el cabello, sino que también asesora a las personas que adquieren las extensiones, en su mayoría mujeres, sobre cómo colocárselas, qué colores les funcionan y qué paquete les conviene más según su presupuesto.
“Las chicas llegaron desde el primer día. No he tenido un mal mes desde entonces (desde la apertura). Todo ha sido muy grande, he tenido clientas nuevas, que llegan solamente porque hay tienda física”, dijo Karla.
La confianza de los clientes hubo que ganarla.
“Yo perdía muchos clientes que me decían: ‘¿dónde está ubicada su tienda?’. Antes, yo les decía: ‘No, mi tienda es virtual’. Decían gracias y se iban... Ahora llegan, sienten confianza, ven el producto, se lo llevan”, contó la joven, quien sigue vendiendo en línea.

Las opciones y sus planes
Hay gran variedad de extensiones, en tamaños, como en colores.
El negro es la opción más económica y las alternativas más costosas son las que incorporan varios colores en el mismo pelo.
Los precios arrancan en ¢57.000 (lo más sencillo) y llegan hasta ¢250.000 en sus presentaciones premium, que incluyen más cabello. La presentación que más se vende cuesta ¢79.000.

“El cabello es Remy India... Remy es la calidad del cabello, o sea, es cabello 100% natural y que mantiene su cutícula natural e intacta en la misma dirección, lo que hace que el cabello no se enrede tan fácilmente”, explicó.
Además, Extenclip vende accesorios dentro de los que se encuentran pavas y colas de cabello (para quienes usan el pelo amarrado).
En marzo de este año, la emprendedora participará en Expo Novia, lo cual la tiene emocionada.
Dentro de sus planes se encuentra habilitar un local más grande, ofrecer el servicio de mantenimiento de las extensiones para que duren más y contratar personal (en la medida que siga creciendo).
A futuro, le gustaría abrir un local nuevo en Tres Ríos o Curridabat.