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Brian Reale, CEO y Fundador de ProcessMaker ofreció una charla durante el Demo Day del Founder Institute. Reale es uno de los más activos mentores a nivel mundial y es fundador de varias compañías en tecnología. (Founder Institute para EF )
The Founder Institute Costa Rica, una organización que apoya emprendimientos innovadores en el país, graduó su segunda generación de proyectos, la cual incluye a San José Volando Producciones, Árbol de la Vida, Save a Tree from Home y Yo Viajo.
Estas iniciativas fueron presentadas durante el Demo Day que se realizó la semana anterior, como actividad de cierre del ciclo de capacitaciones para proyectos de emprendedurismo.
The Founder Institute es una organización global que tiene su sede central en Sillicon Valley y tiene presencia en más de 100 ciudades al mundo. En esta ocasión el capítulo de Costa Rica participaron cinco proyectos que concluyeron el cuatrimestre de capacitación.
"Quienes participan de este proceso tienen la posibilidad de aprender una forma más estructurada para emprender", afirmó Randall Trejos, director de The Founder Institute Costa Rica.
Trejos indicó que un emprendedor llega con una idea, sin saber cómo convertirla en negocio, y a través de la capacitación puede conformar la estructura y líneas principales de su empresa.
Los participantes, a través de una metodología práctica que incluye tareas y salir al mercado para hablar con posibles clientes, tienen también acceso a una red de mentores, en este caso 35 empresarios exitosos.
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En la actividad de la semana anterior, el Demo Day, los emprendedores presentaron sus proyectos a diversos invitados con el objetivo de que quienes conozcan los proyectos se interesen en invertir, aunque la experiencia señala que en Costa Rica la inversión privada en general no es muy activa.
"Apostamos a que con este tipo de actividades empecemos a visibilizar y a avanzar en la agenda para que podamos tener mayor acceso a capital de riesgo, del que tenemos ahora", comentó Trejos.
Concluir este cuatrimestre tiene mérito. El programa es riguroso y aproximadamente un 20% del total de los que ingresan llegan al final.
A lo largo del proceso muchos se dan cuenta que no están listos para emprender o que el modelo que traen no les da. El programa no se centra tanto en la idea o proyecto, si no en el emprendedor.
Por ello, para llevar el programa se hacen pruebas de aptitud, para medir el potencial como emprendedor de la persona.
"Una de las cosas que se vuelve todo un reto son las convocatorias. Ahora hay muchas incubadoras afuera. Esta generación fue interesante porque fueron variados proyectos y eso enriquece la experiencia", explicó Trejos.
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A dar el salto
El Árbol de la Vida, es un proyecto que lidera Gustavo Madrigal, y que diagnostica, desarrolla y busca transformar profesionales por medio de una plataforma en línea de coaching.
"Trabajamos con otras empresas que tengan necesidades de desarrollar habilidades blandas en sus colaboradores. Con gerentes de recursos humanos diagnosticamos un equipo y con base en eso damos talleres de sensibilización", contó Madrigal.
Su paso por The Founder Institute le permitió redefinir el enfoque de a quién lo va a dirigir.
"Inicialmente creíamos que a personas individuales, pero el modelo de negocios no tenía tanta fuerza. Decidimos enviarlo a empresas y así ha ido evolucionando toda la plataforma", explicó.
El proyecto de Dagoberto Medina, la aplicación "Yo Viajo", ofrece a los usuarios las rutas y horarios de los autobuses del país.
Medina afirmó que con la metodología de The Founder Institute sometió el proyecto a varias etapas, identificaron las debilidades y, a partir de eso, le dieron mayor consistencia.
En el caso de Save a Tree From Home su meta es impulsar la reforestación con su plataforma web, donde cada persona salva un árbol autóctono de Costa Rica en peligro de extinción.
"Una vez que la persona lo salve nosotros lo sembramos en una de las fincas que se cuenta para tal fin", dijo Julio Peraza.
Agregó que la persona recibirá actualizaciones mensuales de las actividades que se realizan en las fincas y en las comunidades aledañas.
"Además, las personas podrán darle el nombre que deseen al árbol", explicó Julio Peraza.
Tras su paso por la capacitación de The Founder Institute, Peraza destacó que aprendió a aterrizar ideas en torno a la vision del proyecto, a hacer presentaciones profesionales ante posibles inversionistas y a aumentar los relacionamientos o networking.
"Pude aprender de los profesionales temas como desarrollo de producto, manejo de clientes y mercadeo, entre otros, y sin duda, disciplina y orden, ya que las asignaciones semanales exigían al menos 30 horas para realizarlas", dijo Peraza.