La geopolítica en Centroamérica ha visto un aumento en las tensiones en los últimos años, impulsado en parte por la creciente presencia e influencia de China en la región.
Mientras Estados Unidos mantiene un enfoque en la promoción de la seguridad y la democracia, China busca expandir su presencia económica y estratégica, lo que genera un pulso por el control de la narrativa y la influencia regional.
El Departamento de Estado estadounidense manifestó su compromiso de contrarrestar lo que describe como la “influencia corrupta de China” en Centroamérica.
En este contexto, señaló intentos de subvertir el Estado de derecho en la región, una situación que, según Washington, requiere de acciones directas para proteger sus propios intereses de seguridad nacional y económicos.
Este escenario escaló con un comunicado publicado el jueves 4 de setiembre por el gobierno de los Estados Unidos, que anuncia una política de visa con un enfoque dirigido. La medida toma como base el presunto actuar de ciudadanos de países centroamericanos en nombre de la influencia china, lo que podría tener repercusiones en las relaciones diplomáticas entre Washington, Beijing y las naciones centroamericanas.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció la implementación de una nueva política de restricción de visas para ciudadanos centroamericanos. El comunicado, emitido por el secretario de Estado, Marco Rubio, detalla que la medida está diseñada para contrarrestar la supuesta influencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en la región.
Según el documento oficial, la política permitirá a EE. UU. restringir la entrada a su territorio a ciudadanos centroamericanos que “a sabiendas dirijan, autoricen, financien, brinden apoyo significativo o lleven a cabo actividades que socaven el Estado de derecho en Centroamérica” en nombre del PCCh. Esta disposición no solo afectará a los implicados directamente, sino que también se extenderá a sus familiares.
La medida se justifica bajo la Sección 212(a)(3)(C) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad estadounidense, un apartado que permite denegar visas a individuos por motivos de política exterior. El comunicado destaca que se trata de una acción para promover la seguridad y los intereses de EE. UU. en la región.

El comunicado también hace referencia a la imposición de estas restricciones de visa a individuos que ya han participado en las actividades mencionadas.
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Silencio oficial
Hasta el momento, no se conoce de una declaración pública de la Embajada de la República Popular China en Costa Rica respecto a la nueva política de visas anunciada por el gobierno estadounidense.
La ausencia de un pronunciamiento se produce casi un día después de que la nota de prensa fuera publicada por el Departamento de Estado.
Este silencio contrasta con el tono usual de la diplomacia china en la región, la cual, en otras ocasiones, emitieron comunicados en respuesta a acusaciones de injerencia o a políticas que considera perjudiciales para sus intereses.
Antecedentes y contexto
El comunicado del Departamento de Estado de EE. UU. se produce en un momento de mayor atención sobre el rol de China en Latinoamérica.
Durante la última década, China invirtió en infraestructura, estableció lazos comerciales y fortaleció su presencia diplomática en la región, en un esfuerzo por expandir su alcance global.
Estos movimientos son observados con cautela por Washington, que considera a la región como parte de su esfera de influencia histórica.
La política de restricción de visas es una herramienta que el gobierno estadounidense utiliza para ejercer presión sobre individuos y, por extensión, sobre países que considera que actúan en contra de sus intereses.
La política del Departamento de Estado especifica que las acciones se dirigen a quienes actúan “intencionalmente en nombre del Partido Comunista Chino” y no contra los gobiernos de la región.
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