Un total de 15 centros educativos privados destacados en el Especial de Colegios de El Financiero 2026 cobrarán mensualidades superiores a los ¢400.000 el próximo año.
Estas instituciones figuran entre los colegios con mejores promedios en la Prueba de Aptitud Académica (PAA) aplicada por la Universidad de Costa Rica (UCR), el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Nacional (UNA).
Cada año El Financiero analiza las notas anonimizadas de quienes realizaron la última PAA en las universidades públicas. Con esa información se calcula el promedio por centro educativo en el que más de diez estudiantes hicieron la prueba, lo que permite identificar cuáles colegios privados —incluidos los subvencionados— sobresalen por su rendimiento académico.
A cada institución se le consulta cuánto cobrará por matrícula y mensualidad al año siguiente para cursar el nivel de sétimo año.
Entre todas las secundarias, la cuota más alta en 2026 corresponderá al Colegio Blue Valley, con un costo de ¢866.600 por mes. No obstante, este centro opera con calendario alterno, por lo que dichos montos rigen para el periodo 2025-2026.
El segundo monto más elevado lo fijó el Colegio Británico, que cobrará ¢684.000. Este centro educativo ocupa el segundo puesto en el listado de la UCR y el TEC, mientras lidera el de la UNA, consolidando su presencia entre los colegios con mejor desempeño académico.
El costo de estudiar en esos colegios es una opción lejana para el 32,5% de los trabajadores, ya que conforman el grupo de asalariados que perciben ¢400.000 o menos al mes, según el desglose salarial del Sistema Centralizado de Recaudación (Sicere) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a febrero del presente año.

15 más caros
Al menos 488.368 trabajadores devengan un salario inferior a los ¢400.000. Ese grupo de asalariados gana lo mismo e incluso dos veces menos de lo que cobran los colegios con las mensualidades más altas.
Opciones como el Lincoln School, el Colegio Europeo, el Saint Francis y el Internacional S.E.K. también escapan de la capacidad de financiamiento de esos trabajadores. Ninguno de esos centros educativos tiene cuotas mensuales por debajo de los ¢565.000.
Si se toma en cuenta la matrícula y el costo de uniformes y materiales, el desembolso inicial puede superar en muchos casos el millón de colones.
Esos costos hacen que la mejor educación privada se mantenga como un privilegio reservado para los hogares de mayores ingresos. En un país donde casi medio millón de trabajadores gana menos de ¢400.000 al mes, la posibilidad de acceder a esas aulas se vuelve cada vez más distante.
