Lo que empezó como una alianza entre afines ideológicos terminó en un duelo electoral.
Tras casi cuatro años de una relación amistosa con el presidente Rodrigo Chaves, Fabricio Alvarado y su Partido Nueva República (PNR) enfrentan ahora su peor momento político: la última encuesta del CIEP-UCR les sitúa con apenas un 0,6% de intención de voto a solo cuatro meses de las elecciones nacionales.
Mientras la candidata chavista, Laura Fernández, se reunió con representantes evangélicos y recibe su apoyo, Fabricio Alvarado tuvo que salir a las redes sociales a defender que no ha perdido el voto conservador.
¿Jugó con fuego Fabricio Alvarado y se quemó?
Durante gran parte de la actual administración, Alvarado y su agrupación fueron aliados del oficialismo. Ocasionalmente acusaron al mandatario de tibieza por no adoptar posiciones más duras en temas culturales, pero también celebraron decisiones como la eliminación de los programas de educación sexual del Ministerio de Educación Pública (MEP), la descontinuación del puesto de “comisionado LGTBI” o el rechazo a declarar de interés público la “Marcha de la Diversidad”.
Ese entendimiento llevó a Nueva República a respaldar incluso algunas de las iniciativas más polémicas del Ejecutivo. El partido fabricista apoyó la solicitud de Chaves para que la Asamblea Legislativa discutiera un eventual referéndum sobre asuntos relacionados con la Contraloría General de la República, en 2024, y también votó en contra de levantarle la inmunidad al mandatario, como pidió la Fiscalía, hace solo unos meses.
Pero la afinidad política se agotó con la proximidad de los nuevos comicios, en los que parte del electorado conservador parece estar trasladando el apoyo que alguna vez tuvo Alvarado al oficialismo representado por Laura Fernández. Según la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR), publicada este 22 de octubre, la candidata continuista Laura Fernández concentra un 25% de la intención de voto, mientras que Alvarado apenas logra mantenerse visible.
El politólogo Ronald Alfaro, del CIEP, advierte de que parte del electorado de Alvarado podría estar siendo “arrebatado” por el chavismo. A fin de cuentas, según los datos del estudio, el resto de fuerzas con peso estadístico tienen un perfil comparativamente más progresista y no estarían en disputa con Nueva República.
El giro conservador del gobierno no solo moderó al PNR en los últimos años: ahora parece eclipsarlo en su propio terreno.

Tensión evidente
La distancia entre Fabricio Alvarado y el chavismo se hizo visible en las últimas semanas, luego de tres episodios consecutivos.
El primero ocurrió el 15 de octubre, cuando el presidente Rodrigo Chaves derogó la norma técnica de aborto terapéutico; que garantizaba a las mujeres su derecho a interrumpir el embarazo en casos de alto riesgo para su vida o para su salud.
Aunque el mandatario ya había insinuado que podría revisar la medida, la decisión llegó a cuatro meses de las elecciones y poco después de que participó en una jornada de oración con la Federación Alianza Evangélica.
Alvarado coincide con la medida, pero cuestionó su momento. Señaló que la derogatoria respondía a fines electorales y recordó que él y Nueva República habían promovido esa decisión desde hace años, “no solo en año electoral”.

El segundo episodio fue la reunión que sostuvo la candidata oficialista, Laura Fernández, con varios líderes evangélicos este 23 de octubre.
En ese encuentro, Fernández se comprometió a “venerar” la vida desde la concepción hasta la muerte natural si llega a la Presidencia, y luego afirmó en redes sociales que cuenta con el apoyo del sector conservador costarricense.
Alvarado calificó esa afirmación como algo “totalmente falso”, y aseguró que la oficialista solo dialogó con “un pequeño grupo de pastores” que no representan “ni a la mayoría de pastores del país, ni a la mayoría de conservadores”.
Me ilusiona la continuidad de la defensa de nuestros principios y el respeto a la fe. 🇨🇷#LauraFernandez#Paraseguiradelante#Novamosaflojar#Noquiebreelvoto#DiputadosPPSO pic.twitter.com/YacfPQORxr
— Laura Fernández Delgado (@laurapresi2026) October 23, 2025
El tercer hecho fue la publicación de la última encuesta del CIEP, que reflejó los peores números para Alvarado desde finales de 2017, cuando enfrentó su primera campaña política como candidato a la Presidencia.
En respuesta, Alvarado difundió un video en el que cuestionó públicamente la validez del estudio y dijo percibirse como una fuerza política “bajo ataque” de grupos de izquierda y progresistas, como las universidades públicas y sus hacedores de encuestas.
Los tres episodios se sumaron a otro hecho no menos notable: que varios candidatos a diputados chavistas están relacionados con el mundo evangélico conservador. El más destacado es el expresidente de la Asamblea Legislativa y pastor Gonzalo Ramírez (con el que Fabricio Alvarado compartió en el período legislativo 2014-2018, aunque en diferentes agrupaciones).

Duelo de representación
Más allá de sus quejas, la última encuesta del CIEP retrata a un Fabricio Alvarado que ha perdido terreno frente al chavismo con el que se congració.
Se trata de un fenómeno que tiene sentido por varios factores. Entre ellos, el gobierno adoptó posturas conservadoras en los últimos años, las ha desarrollado en el poder y no como oposición, y han sido ampliamente difundidas por el presidente Rodrigo Chaves —cuyo liderazgo es personalista y continúa siendo altamente popular—.
En ese sentido, el politólogo Ronald Alfaro explicó es normal que Fabricio Alvarado y otros candidatos conservadores se vean opacados, más aún si sus partidos se mostraron cercanos al gobierno en los últimos años: “Cuando tenés ese tipo de liderazgos, entre más te acercás a ellos, más te puede tocar el fuego”, señaló.
El fenómeno también afecta a otras agrupaciones. Por ejemplo, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) ha mostrado posturas ambiguas frente al Ejecutivo en el Congreso, y también ha cedido a figuras para cargos políticos y diplomáticos del gobierno, lo cual podría explicar por qué apenas un 0,1% de los potenciales votantes mencionen a Juan Carlos Hidalgo como su candidato de preferencia.
Alvarado, sin embargo, busca reposicionarse y en sus redes sociales repite constantemente que él es la verdadera carta del conservadurismo en Costa Rica. Según dice, él y su movimiento siempre han sido “consecuentes y nunca tibios” en la defensa de sus valores.
“Los conservadores saben que lo nuestro no es una postura electoral”, afirmó en un video, publicado este 24 de octubre, en el cual también acusó a Laura Fernández de impulsar para diputadas a Marta Esquivel y Nayuribe Guadamuz: dos exministras a las que señala de haber beneficiado a la población LGTBI con fallos y decisiones administrativas en el pasado.
Es falso que el sector conservador le dio su apoyo a Laura Fernández.@NuevaRepublica7 es el único partido verdaderamente conservador, eso lo tienen claro los miles de hombres y mujeres que nos apoyan porque defendemos sin tibiezas sus principios y valores. pic.twitter.com/Mlo8McOAtw
— Fabricio Alvarado (@FabriAlvarado7) October 24, 2025
Alvarado ciertamente se constituyó como el principal candidato conservador-religioso en las elecciones de 2018 y 2022; sin embargo, eso no le garantiza un monopolio absoluto.
Así lo analizó la profesora de la Escuela de Ciencias Políticas e investigadora del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIOD) de la UCR, Carolina Ovares Sánchez; quien agregó que ese dominio está en riesgo si Laura Fernández ofrece al mismo grupo “una identidad conservadora” y si “aparece con mayores opciones de ganar y gobernar”.
“Ese ‘electorado religioso’ puede verla (a Fernández) como opción atractiva, máxime cuando se ha acercado a iglesias evangélicas, cuando ha incluido candidaturas a diputaciones de ese sector y al haber firmado una carta de principios religiosos. Además, en un escenario competitivo, las campañas necesitan atraer una porción relevante del voto indeciso y justamente ese posicionamiento (de ventaja en la contienda) puede resultar decisivo”, subrayó.

Una fuerza relevante
El panorama de Alvarado de hoy es, entonces, muy distinto al que enfrentó en años anteriores.
En 2018 alcanzó hasta un 25% de los votos válidos en primera ronda y disputó el balotaje con el expresidente Carlos Alvarado, impulsado por el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el matrimonio igualitario. Aquel fue un proceso electoral clave para su carrera política, porque pasó de ser el único congresista de un partido pequeño (Restauración Nacional) al político de masas que es hoy, reconocido por una gran mayoría de la población.
Cuatro años después, con su propio partido (Nueva República) mantuvo casi el 15% de los votos, y quedó a menos de 2 puntos porcentuales de Rodrigo Chaves, que terminó avanzando a segunda ronda y convirtiéndose en presidente de la República.
Ahora, en su tercera candidatura presidencial, enfrenta una competencia muy diferente, en la que ya no es desconocido, pero parte en plena desventaja.
Aunque conserva sus dotes de oratoria y experiencia mediática que acumuló siendo periodista, predicador evangélico y diputado en dos ocasiones, también arrastra denuncias judiciales por presuntos abusos sexuales.
Aun así, el escenario sigue abierto y Alvarado tiene tiempo para reaccionar. El CIEP estima que un 55% de los potenciales electores todavía no eligen candidato o candidata y la volatilidad ha sido la constante en los últimos tres comicios presidenciales.
Según Ovares, cualquiera que sea el caso, siempre es importante recordar que ningún sector vota de forma 100% homogénea, y que eso incluye a grupos como los cristianos evangélicos. A fin de cuentas, recordó, “no todas las personas evangélicas votan por motivos religiosos, ni todas las que votan por motivos religiosos lo hacen a la misma candidatura”.
Aun así, recordó que alrededor de un 30% de la población costarricense se identifica como evangélica y que eso generalmente implica una lucha por ese electorado, con “posturas conservadoras en derechos sexuales y reproductivos”, en la que unos pueden tener más éxito que otros.
Fabricio Alvarado inicia su tercera contienda presidencia con el pie izquierdo, pero queda camino por delante.
