Un viajero, al llamaremos Jose, ha tenido la oportunidad de volar en primera clase en los trayectos San José-Panamá y Panamá-Medellín, con boletos comprados con las millas acumuladas por su familia.
En su experiencia en estos viajes cortos, que rondan una hora cada uno, notó pocas diferencias con respecto a la clase turista. Los mayores beneficios que destacó son asientos más cómodos y una comida ligeramente más completa. Por eso, dice, si tuviera que comprar el boleto en primera clase de su bolsillo, no haría ese gasto.
Kevin Cambronero también viajó una vez en clase premium luego de un ascenso gratis en un vuelo interno en Perú de algo más de una hora, desde Lima a Cusco.
Las únicas diferencias que percibió fue un mayor espacio entre asientos —lo que daría comodidad a personas más altas— y una salida más rápida al aterrizar. Aún así, no pagaría un extra por el cambio, dijo.
Nelson Morux también recibió una vez un ascenso de parte de una aerolínea, en un vuelo de Panamá hacia Costa Rica para viajar en clase ejecutiva. El viajero disfrutó de la experiencia pues destacó que tuvo un recibimiento diferenciado y servicio personalizado, el asiento era cómodo, tenía a disposición una carta de vinos y pantalla. A pesar de todo eso, Morux dice que no desembolsaría más dinero por un boleto de esa clase en un vuelo de una hora.
Viajar en primera clase es apreciado por los turistas cuando se trata de vuelos de larga duración, como los transatlánticos. Desde Costa Rica existen conexiones directas que superan las 10 horas hacia varias ciudades de Europa, por ejemplo.
Sin embargo, en vuelos cortos su utilidad se pone en duda. Las tres experiencias mencionadas dejan ver que, aunque la comodidad es mayor, el beneficio se aprovecha poco y por eso los tres viajeros coinciden en que no pagarían el costo adicional.
Entre expertos del sector turismo, sin embargo, las opiniones difieren.

Costo-beneficio
Viajar en primera clase, clase ejecutiva o alguna categoría superior —dependiendo del vuelo y del tipo de avión— puede significar hasta el doble del precio del boleto de la clase turista básica.
No obstante, este tiquete superior viene acompañado de beneficios que son apreciados por algunos consumidores. Todo esto es parte del análisis que deben hacer los viajeros antes de adquirir el boleto.
Enrique Rivas, periodista y asesor de viajes del blog ‘La Mochila de Kike’, coincidió en mayor medida con la opinión de los tres viajeros, pues cree que el beneficio es poco por tratarse de unas pocas horas y no se le saca tanto provecho a la compra:
“Si vas a pagar business por estar sentado en un asiento normal, no vale tanto la pena”, indicó Rivas. Esto depende del tipo de avión y la aerolínea. En algunos casos, los asientos de la categoría superior se diferencian poco del resto e incluso pueden no tener una cabina separada.
En su lugar, si se buscan algunos beneficios adicionales, Rivas recomendó buscar una categoría intermedia, como puede ser turista premium o el nombre con el que lo designe la aerolínea. No obstante, en ocasiones existen promociones de primera clase o ascensos sin costo que también pueden aprovecharse.
Para el asesor, la primera clase rinde más frutos en vuelos de seis horas o más, pues en esas distancias algunos aviones permiten que el asiento se recline casi como una cama. Esto cobra mayor sentido en trayectos aún más largos como a Madrid, Chile o Buenos Aires, donde la comodidad permiten al viajero dormir si fuera el caso.
Por su parte, Hernán Jackson, presidente de la Asociación Costarricense de Agencias de Viajes (ACAV), comentó que la decisión de viajar en primera clase o no depende de qué tanto quiera el pasajero disfrutar del viaje, aunque sea corto.
Jackson reconoció que las agencias siempre dan esta opción al pasajero aunque la diferencia tarifaria sea significativa. No obstante, el representante de ACAV enfatizó en que los beneficios van más allá del momento de vuelo.
Más allá del asiento
“Los beneficios de la primera clase no solo están en el momento de sentarse en el vuelo, inician desde que se adquiere el tiquete”, afirmó Jackson.
El turista debe tener en cuenta que, aunque haga un desembolso mayor, tendrá acceso a ciertos recursos antes y después del vuelo.
Por ejemplo, previo al viaje, un boleto de categoría superior permite un prechequeo con más antelación y no las 24 horas que usualmente tiene la clase turista. También otorga la opción de escoger asiento incluida en la tarifa.
Una vez en el aeropuerto, es común que exista una fila preferencial para abordar y un abordaje prioritario y que dé una salida más rápida en el aterrizaje porque estos asientos están ubicados a la entrada del avión.
Al adquirir un boleto de primera clase, ciertas aerolíneas también entregan una tarjeta de cliente frecuente lo que, en algunos casos, permite el acceso a salas VIP del aeropuerto.
Ya dentro del avión, además del asiento, los pasajeros de primera clase reciben bebidas, la comida suele ser más completa y hay un sobrecargo disponible exclusivamente para ese grupo.
A esto hay que agregar otros beneficios adicionales como maleta facturada incluida, la sumatoria de doble millaje, cambios de vuelo sin cargos o reembolsos en algunos escenarios.
El consejo de Jackson es observar y leer las condiciones específicas de cada tarifa al momento de comprar un vuelo.