El Banco Central de Costa Rica (BCCR) continuará con una Tasa de Política Monetaria (TPM) en 0,75% —su mínimo histórico—, que se traduce muchas veces en tasas de interés a la baja y mejores condiciones de financiamiento, lo que se espera que contribuya a mitigar los efectos de la pandemia sobre la economía nacional.
Así se decidió en la sesión de su Junta Directiva este miércoles 21 de abril; el nivel de la TPM se mantiene desde junio anterior. El acuerdo del BCCR da continuidad a la postura expansiva y contracíclica que la política monetaria ha tenido desde marzo del 2019, y que se ha profundizado con la pandemia por COVID-19.
Además, se acordó mantener dicha postura en el tanto la inflación proyectada se mantenga por debajo de la meta del 3%.
Factores macroeconómicos
Diversos factores macroeconómicos generan que el Central continúe con la política monetaria adoptada desde el año anterior.
En el ámbito externo, las proyecciones macroeconómicas publicadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a mediados de abril sugieren una mejora en las perspectivas de crecimiento mundial (6,0% para el 2021 y 4,4% para el próximo año, mayores en 0,5 puntos porcentuales y 0,2 puntos porcentuales respectivamente a lo publicado el pasado mes de enero).
No obstante, esta mejora sigue acompañada de una alta incertidumbre, relacionada entre otras cosas con la evolución de la pandemia y la cobertura y efectividad de las campañas de vacunación.
Por otro lado, las mayores perspectivas de crecimiento y algunos choques de oferta han dado lugar a un incremento en los precios internacionales de las materias primas. Sin embargo, la persistente capacidad ociosa en la economía global hace que la inflación mundial actual y las proyecciones de inflación para el bienio 2021-2022 (según el FMI) se sitúen en niveles relativamente bajos.
En el entorno nacional, continúa el proceso de recuperación económica gradual. Ello se refleja en una tasa de variación trimestral anualizada de 10,3% de la serie ajustada por estacionalidad del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) de febrero del 2021. Sin embargo, la actividad económica sigue muy por debajo de los niveles prepandemia: en términos interanuales el IMAE cayó 4,7% en febrero.
En forma similar, la tasa de desempleo se ha venido moderando y alcanzó un 18,5% en el trimestre móvil terminado en febrero, una mejora de casi seis puntos porcentuales en los últimos siete meses. Sin embargo, el indicador está lejos de alcanzar los niveles observados antes de la pandemia, ya de por sí altos.
Se proyecta que en los próximos dos años la economía costarricense mantendría una brecha de producto negativa y un nivel de desempleo por encima de la tasa que estabilizaría la inflación.
“Con fundamento en todas esas consideraciones, se estimó conveniente dar continuidad a la postura expansiva y contracíclica de la política monetaria, para así seguir apoyando el proceso de recuperación económica y la generación de empleo”, indicó Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central.
Condiciones financieras e inflación
Por otra parte, el sistema financiero dispone de una amplia liquidez, y se proyecta que el crecimiento del crédito se acelere moderadamente en el bienio 2021-2022, apoyado por las medidas de estímulo monetario del Banco Central.
Esas medidas incluyen la facilidad crediticia especial y temporal adoptada en setiembre pasado por el Banco Central con el propósito de que los intermediarios financieros canalicen recursos a hogares y empresas en condiciones financieras favorables
En cuanto a la inflación, se ubicó en 0,5% en marzo del 2021, por lo que continuó por debajo del rango de tolerancia definido con respecto a la meta de inflación de mediano plazo (3% ± 1 punto porcentual).
“El Banco Central reitera su disposición a mantener esa postura hacia adelante, en el tanto los pronósticos para los próximos 24 meses ubiquen la inflación por debajo de la meta de 3%. Esta guía prospectiva ayudará en la formación de expectativas de tasas de interés, y por esa vía contribuirá también a estimular la actividad económica”, dijo.
El comportamiento de la inflación refleja la persistencia de fuerzas desinflacionarias, presentes en la economía costarricense desde el 2019: una brecha del producto negativa, una alta tasa de desempleo, una baja inflación mundial y expectativas de inflación a 12 meses también bajas (0,7% en marzo del 2021, según las expectativas de mercado).