La evolución del ingreso nacional disponible por persona fue en el 2017 el más bajo de los últimos cuatro años y la tendencia se repetiría al cierre del 2018 y parte del 2019.
Según los datos del último informe del Estado de la Nación, el ingreso nacional creció el año pasado 1,1%, dato que se ubica 1,9 puntos porcentuales por debajo de lo mostrado el año previo.
El comportamiento a la baja comenzó a evidenciarse en el 2015 y en los siguientes tres años se ha recrudecido.
La última vez que se observó una conducta similar en el ingreso de las personas fue en el 2013, cuando creció por debajo del 1%.
El desempleo, el endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento en el costo de bienes y servicios son algunos de los factores asociados a la caída.
El ingreso nacional disponible por persona se refiere a los recursos a disposición de los residentes del país que se pueden destinar a compra de bienes y servicios o al ahorro.
Mantener el crecimiento es importante para la economía porque determina el curso de la producción, la demanda interna y el consumo.
Este resultado puede explicar el comportamiento que ha tenido la demanda interna durante el 2017 y el 2018.
Según datos del Banco Central, el gasto de consumo final de los hogares se desaceleró durante todo el 2017 y el 2018.
El gasto inició el año pasado en 3,06% y al segundo trimestre del 2018 (el dato más actualizado) se ubicó en 2,55%.
Componentes determinantes
La actualidad nacional tiene gran incidencia en la caída en los ingresos de las personas.
Para Pamela Jiménez, investigadora del Estado de la Nación, en el 2017 y 2018 hubo una desaceleración importante en los motores de la economía y eso hace que los hogares ganen menos, que las empresas vendan menos, que se contraten menos personas y surja una pérdida importante en los puestos de trabajo disponibles en el mercado laboral.
El deterioro en los componentes que hacen que la actividad económica pueda repuntar hace que el ingreso promedio de los ocupados no aumente y, por ende, que no hayan suficientes posibilidades de gastar.
El consumo se ha deteriorado no solo por menos ingresos, sino por una expectativa de que los precios sean mas altos y las personas deciden posponer sus compras.
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Según el Índice de Confianza del Consumidor, calculado por la Universidad de Costa Rica (UCR) a noviembre, el 80% de los consumidores espera que la gasolina y el tipo de cambio aumenten en los próximos doce meses.
Rudolf Lucke, investigador de la Escuela de Estadísticas de la UCR, que prepara este estudio, explicó que las personas esperan aumentos también en las tasas de sus créditos y, ante la incertidumbre, son más cautelosos en sus gastos, esperando ver cuánto aumentarán.
“Ese ambiente hace que las personas consuman menos y que tengan menos gastos disponibles”, aseguró Lucke.
El consumo tiene un efecto indirecto ya que es una de las circunstancias que lleva a la desaceleración de la producción, a su vez ocasiona que las empresas pospongan sus inversiones, contraten menos personal o cesen a sus empleados.
El desempleo es un hecho que afecta directamente a los hogares, este también puede ser una explicación del comportamiento del ingreso nacional disponible.
De acuerdo con la Encuesta Continua de Empleo, calculada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el año pasado había 204.452 personas desempleadas en el cuarto trimestre del año.
Al tercer trimestre del 2018, la población desempleada creció a 242.228, un 13,3% más que durante el mismo periodo del año previo.
Este año, los desempleados por razones de mercado, como cierre, quiebra o traslado de empresas, reestructuración o recorte de personal, son 35.546 más que el año pasado, un incremento de 27,7% en la variación interanual.
En el último trimestre también ha disminuido el volumen de patronos, lo que implica que algunos que eran dueños de empresas ya no lo son y que hay empresas que han cerrado.
El desempleo ha sido un factor crucial en los resultados de ingresos.
Para Jiménez el problema del empleo es estructural. Según los estudios del Estado de la Nación, aunque la economía pueda crecer, eso no se traduce en más oportunidades laborales.
“Lo que hemos observado es que la estructura productiva del país se concentra en sectores que son poco intensivos en trabajo y pueden crecer sin contratar más personas. Además, se ha incrementado el empleo en el sector informal y el subempleo. Las oportunidades laborales se están dando con menores condiciones”, admitió Jiménez.
Otra de las condiciones de la economía que perjudican los ingresos son el endurecimiento de las condiciones financieras.
El incremento de las tasas de interés durante el año pasado y este año han vuelto más caros los créditos a tasa variable que ya tenían las familias y también los nuevos préstamos.
Para Adriana Rodríguez, economista de Frecuencia Económica, no solo las tasas locales están impactando.
Las tasas internacionales afectan los hogares ya que todos los créditos en moneda extranjera son referenciados en algún momento a la tasa Libor o Prime, cuyo ritmo de incrementos se aceleró en el 2018 y todavía no ha llegado a su final.
La Prime Rate inició el 2017 en 3,75% y hoy se encuentra en un nivel de 5,25%.
Por su parte, la tasa Libor a 12 meses se encontraba a un nivel de 1,68% en enero del año pasado y al 22 de noviembre se ubicaba en 3,10%.
“El escenario de tasas al alza a su vez implica un enfriamiento en las economías sujetas a la influencia de la política monetaria de Estados Unidos, que también ha ejercido presión sobre las monedas de los países emergentes, subiendo las tasas de interés locales y haciendo que las estimaciones de crecimiento económico sean menores”, aseguró Rodríguez.
Un factor adicional que se muestra en la economía es el incremento de los costos de los bienes y servicios regulados que han impactado el ingreso de los hogares.
Según Rodríguez, la tasa promedio de crecimiento de los precios durante este año ha sido de 5,4% a pesar de que los niveles generales de inflación al consumidor muestran un comportamiento más estable.
2019 empezará desacelerado
Los primeros meses del 2019 no se esperan grandes incrementos en el ingreso nacional disponible. Más bien, se prevé que se dé un periodo de ajuste a la baja.
De ser aprobada la reforma fiscal, el país pasará por un periodo de transición en el que los precios de los bienes y servicios experimentarán presiones al alza de acuerdo con la naturaleza de su proceso de producción.
Sin embargo, parte de la apuesta de la reforma fiscal está en que la caída del consumo eventualmente sea compensada por un aumento de la inversión que se traduzca en nuevas plazas de empleo.
El descenso se vería en el primer semestre y, hacia finales de la segunda mitad del año, se esperaría un repunte en la economía y en las inversiones.