Si el futuro de los hijos siempre ha sido un motivo de preocupación para los padres de familia, la transformación demográfica que enfrenta Costa Rica añade una nueva inquietud: con el rápido envejecimiento de la población, donde cada vez hay más adultos mayores y menos niños, la posibilidad de llegar a disfrutar una “buena pensión” es cada vez más lejana.
Más aún, esos que hoy son niños tendrán el peso de sostener el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), pues, al tratarse de un sistema de capitalización colectiva, requiere de que las personas más jóvenes y laboralmente activas financien las pensiones vigentes.
En este contexto, el Régimen Voluntario de Pensiones (RVP) es un instrumento para procurar una mejor calidad de vida en el futuro, con la ventaja de que no es necesario ser asalariado para empezar a aportar.
Cualquier persona mayor de 15 años puede suscribir un plan de pensiones voluntario, con acompañamiento de un adulto responsable. En el caso de los menores que no han alcanzado esta edad, sus padres o representantes legales pueden abrir el fondo a nombre del niño.
De esta manera, cuando ese menor ingrese al mundo laboral, ya tendrá acumulado un monto importante para seguir sumando a su plan de pensión.

Los planes de pensión voluntaria se rigen por lo establecido en la Ley de Protección al Trabajador (Ley 7983) y son administrados por las Operadoras de Pensión Complementaria (OPC), las cuales son reguladas por la Superintendencia de Pensiones (Supen).
LEA MÁS: Costa Rica envejece rápidamente: los retos de un país con más ancianos y menos jóvenes
Estos planes son ofrecidos por las OPC del Banco Nacional (BNCR), Banco de Costa Rica (BCR), Banco Popular (BP), BAC Credomatic y Vida Plena, que es la operadora del Magisterio Nacional.
Complemento significativo
Desde la perspectiva de la Supen, iniciar un fondo de pensión voluntaria a edad temprana ofrece varios beneficios. El primero es un mejor complemento de la pensión, pues el plan voluntario garantizará un monto adicional a la pensión básica y complementaria; cuanto antes se inicie una aportación periódica al plan, mejor será el ingreso futuro.
En segundo lugar, estos planes permiten un mayor tiempo de capitalización, dado que los aportes tienen más años para generar rendimientos compuestos, lo que puede multiplicar el ahorro final significativamente. Asimismo, posibilitan un mayor aprovechamiento de incentivos fiscales: para personas entre los 15 y 18 años, estos planes pueden ser deducibles de impuestos.
Según cálculos de la Supen, comenzar un plan desde los 15 años puede duplicar o incluso triplicar el monto acumulado a los 65 años, en comparación con alguien que empieza a los 25 o 35 años, aun si los aportes mensuales son bajos. Esto se debe al efecto del interés compuesto y a los rendimientos de los fondos de pensiones a largo plazo, los cuales permiten que generen a su vez nuevos rendimientos con el tiempo.
Cuanto más largo sea el horizonte de inversión, mayor será el crecimiento acumulado. Por ejemplo, un ahorro mensual de ₡10.000 reales desde los 15 hasta los 65 años, con una rentabilidad real del 4%, puede transformarse en más de ₡19 millones.
Si esa persona inicia a los 25 años, en vez de los ₡19 millones tendría ₡11,8 millones y, si lo hace a los 35 años, el monto acumulado sería de ₡7 millones.
El plan voluntario puede adquirirse en colones o en dólares y el aporte mensual lo define la persona –el padre o adulto responsable, en el caso de los menores– de acuerdo con su capacidad de ahorro.
Ahorro a largo plazo
A diferencia de una cuenta de ahorro común, que permite disponer del dinero en cualquier momento, los planes de pensión voluntaria son diseñados para el ahorro a mediano y largo plazo.
Estos planes son una herramienta accesible para fomentar el hábito del ahorro desde edades tempranas, tal como lo indicó Gregory Quirós, gerente general de Vida Plena.
“Es una forma de inculcar en los pequeños la cultura del ahorro, pero sobre todo el ahorro previsional, el pensar cómo quiero vivir la etapa de la jubilación y planificar los recursos que se necesitarán para vivirla con plenitud. El objetivo es brindar a las familias la oportunidad de construir un respaldo económico desde hoy, para el mañana”, afirmó.
El plan voluntario de Vida Plena funciona como un ahorro a mediano plazo, con una permanencia mínima de 5 años y 6 meses, y un total de 66 aportaciones. El monto del aporte lo define el afiliado y puede realizarse de forma mensual mediante débito automático, incluso desde una cuenta bancaria a nombre del menor de edad.
En el caso de BCR Pensiones, el fondo voluntario se puede abrir con un aporte mínimo de ¢5000 o $10 mensuales y, según la capacidad financiera de la persona, es posible aumentar este monto mensual e inclusive realizar aportes extraordinarios.
Esos son los mismos montos mínimos que establece BAC Pensiones. Esta operadora cuenta con dos fondos particulares, uno en colones y otro en dólares, con un perfil de “mayor riesgo y mayor retorno”.
Según Mayid Sauma, vicepresidente de Banca Personas y Medios de Pago del BAC, dicho perfil es muy conveniente para personas con un horizonte al retiro de los recursos mayor a 15 años, como es el caso de los menores de edad.
“Estos fondos cuentan con una estrategia de inversión que permite aprovechar la tolerancia al riesgo alta que tienen las personas jóvenes y son invertidos en una estrategia que privilegia el retorno. Ahorrar desde muy joven permite aprovechar los beneficios del crecimiento exponencial de los recursos”, afirmó Sauma.
Por su parte, Popular Pensiones establece un aporte mínimo mensual de ₵5.000 o $20 para iniciar el fondo.
“El producto tiene ventajas importantes, como una excelente rentabilidad; los rendimientos históricos generados por nuestra industria han sido altamente competitivos. Los recursos son administrados en una cuenta individual a nombre del afiliado; en este caso, del menor de edad. Se remiten reportes de los movimientos y saldos mensualmente, lo cual permite un seguimiento constante de su ahorro”, dijo Róger Porras, gerente general de Popular Pensiones.
Añadió que la normativa establece una serie de beneficios fiscales sobre la inversión de los recursos, que ayudan a incrementar la rentabilidad obtenida por el afiliado. Cuando el menor de edad ingrese a su etapa laboral, podrá disfrutar de beneficios sobre el pago de cargas sociales y de impuesto sobre la renta.
Por ejemplo, explicó Porras, si el joven llega a tener un salario de ¢1 millón y aporta ¢100.000 por mes a su plan de pensión voluntaria, el impuesto de renta y las cargas sociales se calcularán sobre ¢900.000, que es el monto de salario bruto una vez rebajado el aporte a la pensión, y no sobre el ¢1.000.000 que recibe de salario.
LEA MÁS: Jubilación a los 70 años en Costa Rica, ¿es la solución para rescatar el IVM?
Marco Vargas, gerente general de BN Vital, destacó que estos planes de pensión voluntaria también disponen de bonificación; es decir, la devolución de una parte de la comisión por administración que se cobra al final de cada mes, tomando en consideración la antigüedad y el saldo que se haya acumulado en el plan.
La OPC de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) no cuenta con fondos voluntarios para menores de edad.
Recomendaciones
“Un plan de pensión voluntaria es una opción muy eficiente para empezar a crear un ahorro de largo plazo con los hijos pequeños. Las principales ventajas están asociadas al hecho de crear ese capital a cargo de alguien especializado en esa tarea, utilizando herramientas que normalmente las personas no dominamos y recibiendo informes de cómo marcha ese ahorro”, afirmó el economista Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF).
Desde la Supen, una de las recomendaciones para los padres de familia que deseen iniciar un fondo de pensión voluntaria para su hijo es involucrar al menor, con el fin de fortalecer su educación financiera: a medida que el joven crece, es valioso explicarle la existencia del fondo, su propósito y evolución, así como la pensión que podría tener durante su vejez.
En cuanto al monto inicial, la superintendencia aconseja “empezar con lo que pueda”, ya que no es necesario aportar grandes montos, sino que la clave es la constancia. Si está dentro de sus posibilidades, aumente la cuota pactada para el plan, pues esto le asegurará un crecimiento sostenido del beneficio futuro.
Para incrementar su plan voluntario, la persona puede hacer aportes extraordinarios. También es recomendable evaluar el rendimiento del fondo al menos una vez al año.
Estos y otros consejos de la Supen se resumen en el siguiente recuadro.
Claves de un plan de pensión voluntaria para menores |
---|
Edad: el menor debe tener al menos 15 años y capacidad legal para suscribir contratos, con acompañamiento de un adulto responsable. Para edades menores, los padres o representantes legales pueden abrir el fondo a nombre del menor, actuando como responsables del contrato. |
Entidad operadora: es fundamental elegir una operadora de pensiones debidamente autorizada por la Supen. |
Condiciones contractuales: revise cuidadosamente las comisiones, plazos de permanencia, opciones de retiro y rentabilidad histórica del fondo. |
Perfil de riesgo: a mayor plazo (menor edad), mayor posibilidad de asumir carteras más agresivas que pueden generar mejores retornos en el largo plazo. |
Constancia: la regularidad de los aportes es más importante que el monto. |
Para la afiliación de un menor de edad se debe presentar su constancia de nacimiento y la identificación de quien ostente la patria potestad, así como otros requerimientos de información establecidos en la Ley No. 8204, “Ley sobre estupefacientes, sustancias psicotrópicas, drogas de uso no autorizado, actividades conexas, legitimación de capitales y financiamiento al terrorismo”.