El mes de julio comenzó con un tipo de cambio promedio de ¢505,92 y este sigue siendo un motivo de preocupación para diversos sectores, particularmente aquellos que se consideran afectados por una depreciación del dólar que se mantiene desde el año 2022.
Entre ellos, representantes del sector exportador y del sector turismo alegan que el bajo valor del dólar afecta sus ganancias y han reclamado acciones para detener la reducción del tipo de cambio. Además, las nuevas políticas arancelarias impulsadas por el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos han agregado incertidumbre a la economía local y global.
“Una apreciación sostenida del colón genera efectos adversos sobre el crecimiento, el empleo y el bienestar general. Los sectores perdedores, como el turismo y los exportadores, son importantes generadores de empleo. Además, muchos de esos sectores son los principales destinos de los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED), que podrían verse afectados por el tipo de cambio tan apreciado”, dijo Daniel Ortiz, economista de la firma Cefsa.
Ortiz participó como expositor en la charla ¿Puede el mercado cambiario revertir su rumbo? que fue organizada por el banco Bac para periodistas. El evento se realizó este 2 de julio.

La pregunta es: ¿será posible revertir o, al menos, mitigar esa tendencia del dólar a la baja en los próximos meses?
Ortiz señaló que el tipo de cambio se ha estabilizado en el último año, tras casi dos años de una fuerte apreciación del colón. Desde su perspectiva, esta evolución reciente sí permite pronosticar un posible aumento leve en el precio del dólar durante los próximos meses, seguido de un ajuste más pronunciado en 2026.
Su proyección es que el tipo de cambio estaría alcanzando alrededor de ¢515 hacia finales de 2025 y podría llegar a ¢526 al terminar el 2026; es decir, seguirá lejos de los ¢600.
Presión al alza
Entre los factores que podrían empujar un incremento en el precio del dólar, Ortiz mencionó la desaceleración en las exportaciones de bienes y servicios y en los flujos de IED, debido en parte al “efecto Trump”. Asimismo, señaló que el gobierno tiene un menor acceso a financiamiento externo y que en la actualidad existe un “premio negativo” por ahorrar en colones, lo cual incentiva la dolarización.
Es importante recordar, además, que el país mantiene desde hace 10 años un régimen de flotación administrada, el cual propicia que el tipo de cambio sea determinado por las fuerzas del mercado.
“En un esquema de flotación administrada, con choques externos negativos, el tipo de cambio debería ajustarse al alza”, afirmó el economista, director de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa).
Por el contrario, dijo, una eventual intervención del Banco Central de Costa Rica (BCCR) para mitigar el aumento en el precio del dólar podría mantener la tendencia a la baja en el tipo de cambio.
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“Una potencial sobrevaluación del colón podría causar un desplazamiento de la producción hacia sectores no transables, que típicamente exhiben menores tasas de crecimiento en la productividad, con lo cual se podría afectar el crecimiento a largo plazo”, subrayó.
En este sentido, mencionó que las autoridades del BCCR deberían enfocarse más en la inflación que en el tipo de cambio, y considerar reducciones adicionales a la tasa de política monetaria si la inflación proyectada persiste por debajo de la meta del 3%.
A su juicio, la reducción de la inflación en Costa Rica ha sido un proceso marcadamente regresivo, mientras que la apreciación del tipo de cambio favoreció principalmente a los hogares de mayores ingresos.