¿Le sigue preocupando ese error que cometió?
Cuando se equivoca en el trabajo, ¿repasa la escena en su cabeza durante días o incluso semanas? Pensar de más en estas situaciones se llama rumiar y puede provocar una ansiedad grave. Hay varias estrategias para romper el círculo vicioso. Una de ellas es identificar qué detona su cavilación. ¿Cierto tipo de gente, proyectos o decisiones lo hacen dudar de sí mismo? Dese cuenta de cuándo (y por qué) una situación es la causa de que empiece a darle vueltas y vueltas a algo. También puede ser útil tratar los pensamientos negativos como sentimientos, a fin de generar una distancia. Por ejemplo, en vez de decir: “Soy un inepto”, diga: “Me siento como un inepto”. Estas etiquetas pueden ayudarle a distinguir entre lo que está experimentando y quién es en verdad como persona y empleado. Otra manera de provocar un cortocircuito en los pensamientos obsesivos es distraerse. Cuando su cerebro no deje de girar, camine, medite o llene un reporte de gastos… Realice cualquier actividad sencilla en la que se pueda concentrar unos pocos minutos.
Adaptado de How to Stop Obsessing Over Your Mistakes, de Alice Boyes.
¡Limpie su escritorio!
Si su escritorio o su computadora son un desastre, tal vez usted también lo sea. Las investigaciones muestran que el desorden aumenta nuestros niveles de estrés y ansiedad, disminuye nuestra capacidad de concentración y nos hace parecer menos meticulosos y dispuestos. Por esta razón, debería hacerse el hábito de limpiar su espacio de trabajo. Intente apartar unos pocos minutos de su calendario semanal para revisar los montones de cosas que tiene encima. Los gerentes quizá podrían establecer días de “limpieza primaveral” (consejo de experta: pida una pizza para que haya motivación) o instituir una política que requiera tener el escritorio limpio en lugares compartidos. Cuando se trata de manejar su desastre digital, solicítele al Departamento de Sistemas herramientas para organizar documentos en línea y consejos respecto de cuáles archivos descartar. Si trabaja desde casa, designe un lugar para laborar, de manera que sea posible establecer un límite entre las cosas del trabajo y las de la casa (vale la pena notar que las investigaciones también han revelado que los entornos desordenados pueden generar creatividad, solo que es mejor no tener un escritorio demasiado caótico).
Adaptado de The Case for Finally Cleaning Your Desk, de Libby Sander.
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(shutterstock)
La mejor respuesta ante la retroalimentación negativa es sencilla
Muchos de nosotros nos ponemos a la defensiva cuando recibimos retroalimentación negativa. Nos hacemos las víctimas, nos estancamos en una fase de negación o culpamos a nuestras circunstancias. Sin embargo, estos comportamientos provocan que nuestros egos se interpongan en el camino de un aprendizaje importante. He aquí una mejor manera de responder, sin importar de qué trate la retroalimentación o quién la dé: “En verdad agradezco que se haya tomado el tiempo y el esfuerzo de decírmelo. Gracias”. Esta respuesta podrá parecer sencilla (y lo es), pero le muestra a la gente que está dispuesto a escuchar lo que tiene que decir. Como resultado, será mucho más probable que las personas acudan a hablar directamente con usted cuando tengan un problema, en vez de conversar a sus espaldas con el jefe. Esto significa que tendrá la oportunidad de responder y mejorar la situación antes de que empeore. ¿El beneficio agregado? Esta respuesta aumenta de forma dramática su capacidad para escuchar. Cuando deja de defenderse en contra de la retroalimentación al exterior, también deja de defenderse al interior.
Adaptado de 13 Ways We Justify, Rationalize, or Ignore Negative Feedback, de Peter Bregman.
Si su equipo trabaja de manera remota, encuentre la forma de vincular a los empleados entre ellos
Los trabajadores a distancia a menudo se sienten excluidos de la comunidad de la empresa. Para crear camaradería en un equipo que está disperso en términos geográficos, encuentre mecanismos significativos para que la gente se conecte en línea. Una estrategia eficaz es hacer que todos vean la misma plática TED, lean el mismo libro o artículo o tomen el mismo curso en línea, y después compartan sus comentarios en una videoconferencia. Emprenda reuniones virtuales con una pregunta que rompa el hielo y no tenga nada que ver con el trabajo (por ejemplo: ¿Cómo se tomaron el café esta mañana?) para que la gente se relaje y hable. Otra herramienta de utilidad sorprendente son los videojuegos. Así es, los videojuegos. Aunque suene extraño, jugar un juego que obligue a las personas a colaborar y les permita fracasar puede tener muchos beneficios: crear confianza, incentivarlas para que hablen y revelen cómo pueden sortear desafíos juntas. Hacer una actividad como esta en grupo, incluso una que pueda parecer ajena a la empresa, puede ser muy buena para la cohesión del equipo.
Adaptado de Ideas for Helping Remote Colleagues Bond, de Kuty Shalev.
No lleve el estrés del trabajo a casa
No se necesita mucho para que el estrés del trabajo fluya hacia la vida hogareña y lo aísle de la gente que más quiere. Para desconectarse y recargar, reconcentre su atención de manera deliberada al final del día. Cree un pequeño ritual que ayude a hacer la transición mental del trabajo a su casa. Sin importar cuál sea, el ritual debe ser un recordatorio tangible de que está dejando de lado el estrés del día hasta mañana. Podría ser útil que la gratitud sea parte de él, pues las investigaciones han demostrado que sentir gratitud por las cosas en su vida puede reducir el estrés. También debe hablar con sus familiares sobre por qué se siente así y explicarles que ellos no son la causa. Ser abierto sobre sus problemas puede crear sentimientos de cercanía y servir para que su familia entienda lo que necesita en determinado momento. Por último, encuentre a alguien con quien desahogarse, ya sea un amigo de confianza, un colega o un orientador. Esa persona puede ser de gran ayuda al escuchar y ofrecer consejos valiosos.
Adaptado de 5 Ways to Leave Your Work Stress at Work, de Sabina Nawaz.