EscucharPese a la ausencia de indicadores económicos por la parálisis presupuestaria en Estados Unidos, la Fed (banco central) debería bajar el miércoles sus tasas por segunda vez este año, mientras que la inflación persiste.
El shutdown (cierre de gobierno por la falta de presupuesto), que comenzó en octubre y que aún parece lejos de terminar, bloqueó la publicación de la mayoría de datos económicos relevantes como la tasa de desempleo, la inflación y el índice PCE, privilegiado por la Fed para sus decisiones de política monetaria.
El viernes, el Departamento de Trabajo publicó el índice de inflación (IPC), que tuvo un incremento de 3% interanual a setiembre, desde el 2,9% de agosto.
Sin datos confiables, es difícil para la Fed determinar el estado real de la economía, en especial en lo que respecta a su doble mandato de mantener una inflación limitada al 2% anual y abordar el desempleo.
“El hecho de que la inflación se mantenga por encima del objetivo de la Fed no debería impedirle reducir sus tasas”, estimaron en una nota analistas de Oxford Economics.
“Pese a la falta de publicación de indicadores, (la Fed) todavía considera que el riesgo es mayor en el frente del empleo que en el de la inflación”.
De hecho, el mercado laboral en Estados Unidos ha mostrado señales de desaceleración, en particular en términos de contrataciones, y analistas estiman que solo la drástica disminución de los flujos migratorios ha permitido evitar un aumento del desempleo, que se situó en el 4,3% en agosto, según los últimos datos disponibles.
Los mercados anticipan una nueva reducción de 0,25 puntos en los tipos de interés de la Reserva Federal, que quedarían así en un rango entre el 3,75% y el 4%, según la herramienta de monitoreo FedWatch de CME.
El Comité de Política Monetaria de la Fed (FOMC) “considera que su política sigue siendo restrictiva y están tratando de encontrar el equilibrio entre una inflación aún elevada y un mercado laboral débil”, destacó Joseph Gagnon, investigador del instituto PIIE.
Según el experto, “el argumento es que la persistencia de la inflación es solo temporal”, debido al efecto de los aranceles que es transitorio, pues los precios solo aumentan una vez “mientras que la debilidad del mercado laboral podría ser persistente”, explicó.
El impacto directo en Costa Rica
Las decisiones de la Fed no pasan desapercibidas en Costa Rica, ya que su política monetaria incide directamente en los tipos de interés locales. Una bajada de tasas en Estados Unidos tiende a reducir el costo del crédito, lo que puede beneficiar a quienes tienen deudas en dólares y, eventualmente, estimular la inversión y el consumo interno.
Esta flexibilización monetaria también impacta los flujos de capital. Con tasas más bajas, los activos de EE. UU. pierden atractivo relativo, lo que podría desviar capitales hacia mercados emergentes como el costarricense. Esto favorecería la entrada de divisas, un dato sensible considerando que un reciente informe de la UNA ya advirtió sobre una desaceleración en la Inversión Extranjera Directa durante 2025.
El tipo de cambio es otro canal de transmisión clave. Una Fed más flexible podría debilitar el dólar a nivel global, presionando su valor frente al colón. Si bien esto abarata las importaciones, reduce la competitividad de las exportaciones costarricenses, cuyo principal destino sigue siendo Estados Unidos.
Además, los costos de financiamiento del Gobierno y de las empresas costarricenses que emiten deuda en el exterior se ven influenciados por estas condiciones. Una baja en las tasas de referencia globales puede aliviar la carga de intereses al momento de refinanciar deuda externa denominada en dólares.
Múltiples desafíos para la Fed
Es difícil prever más allá, mientras la primera economía mundial avanza a ciegas en medio del cierre del gobierno.
“Habrá que centrarse en cualquier indicio por parte del presidente de la Fed, Jerome Powell, sobre la tendencia futura para las próximas reducciones. Si la inflación se mantiene cerca del 3%, se puede prever una pausa en la próxima reunión”, a principios de diciembre, opinaron analistas de Oxford Economics.
Pero el desempleo y la inflación podrían no ser las únicas dificultades para la Fed, señaló la economista jefa de KPMG, Diane Swonk, en entrevista con la AFP.
“La Fed también debe gestionar la cuestión de la liquidez en los mercados financieros, mientras trata de manejar su saldo que ha aumentado considerablemente”, advirtió Swonk.
Desde la crisis financiera de 2008, el saldo de la Fed ha pasado de aproximadamente $900.000 millones a casi $6,6 billones a principios de octubre, con un pico cercano a los $9 billones en abril de 2022.
Teóricamente, en caso de riesgo de desaceleración económica, un banco central puede, además de bajar los tipos de interés, poner en marcha una política monetaria flexible, denominada cuantitativa, que consiste en la compra de activos en los mercados para inyectar liquidez.
Tras aplicar medidas de flexibilización en 2008 y después de la pandemia de covid-19, la Fed inició una fase de endurecimiento monetario, retirando liquidez mediante la reventa en el mercado de parte de los activos adquiridos.
En un evento a mediados de octubre, Powell insinuó que este sufrimiento podría detenerse.
Diane Swonk incluso prevé que la Fed “flexibilice más fuertemente” el próximo año “con tasas que podrían estar por debajo de lo que estima como la tasa neutral”.
La tasa neutral, según el banco central, es aquella que no tiene efecto sobre la economía, ni la estimula ni la frena.
