La cuenca del Caribe se está convirtiendo en un escenario de alta tensión geopolítica, con la relación entre Estados Unidos y Venezuela como epicentro de una disputa que abarca los frentes militar y diplomático. Cada acción de una de las partes es interpretada por la otra como una provocación, generando un ciclo de respuestas que eleva la incertidumbre en toda la región.
Para Centroamérica y Costa Rica, esta inestabilidad puede tener implicaciones directas, principalmente en los flujos migratorios.
La crisis venezolana ha generado uno de los mayores desplazamientos humanos del hemisferio, y cualquier escalada en el conflicto podría intensificar la presión sobre los servicios y la economía de los países receptores.
Este fin de semana, el conflicto experimentó una doble escalada que se manifestó en dos escenarios paralelos: Venezuela realizó hoy una jornada de adiestramiento militar en las calles para preparar a civiles ante una eventual agresión de Estados Unidos, mientras el presidente Donald Trump amenazó a Caracas con consecuencias “incalculables” si no acepta el retorno de migrantes deportados.
Estados Unidos desplegó hace casi un mes ocho buques de guerra en el Caribe con el argumento de combatir el narcotráfico y dijo haber destruido al menos tres barcos de supuestos narcotraficantes en aguas cercanas a Venezuela, en ataques que dejaron 14 muertos.
Venezuela denuncia un plan de Washington para buscar un “cambio de régimen” con la intención de apoderarse del petróleo y otros recursos naturales.
Esta narrativa de una inminente agresión para apropiarse de sus recursos es un pilar en la retórica del gobierno venezolano durante años, utilizada para consolidar el apoyo interno y justificar el control social y el gasto militar.
“Vengo a aprender para poder defender lo que realmente me importa, que es mi patria, mi tierra, mi nación, Venezuela. No le tengo miedo a nada ni a nadie”, dijo a la AFP Luzbi Monterola, habitante de 38 años de la comuna Argelia Laya, en Petare, un populoso barrio de Caracas.
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El Ejército se desplegó en la principal avenida de esta barriada, que el año pasado registró protestas contra la reelección de Nicolás Maduro, para instruir en el uso de armamento a civiles que se anotaron voluntariamente para colaborar con el ejército.

Tras convocar a miles de voluntarios a los cuarteles para recibir formación la semana pasada, Maduro ordenó este fin de semana que los militares fueran a los barrios para brindar entrenamiento.
Pero la convocatoria fue mucho menor: unos 25 blindados salieron a recorrer Caracas y reunirse con unas pocas agrupaciones de civiles.
“Resistencia revolucionaria”
Los militares ofrecieron pequeños talleres con grupos de unos treinta voluntarios sobre cómo manejar las armas o las bases del “Método táctico de resistencia revolucionaria (MTRR)” con información sobre cómo “camuflarse”, “sobrevivir” (defensa personal, primeros auxilios) y “pensamiento ideológico”.
Todo esto tiene que “ver con petróleo, oro, diamante, todo tipo de cosas (...) porque como no se lo queremos dar, entonces ellos lo quieren tomar a la fuerza y eso no se va a poder porque estamos unidos y vamos a luchar por lo nuestro”, dijo John Noriega, de 16 años, portavoz de la juventud de su barrio, quien acudió con sus padres.
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Los entrenamientos se llevaron a cabo en todo el país. En ciudades del oeste como San Cristóbal o Barinas la convocatoria también fue baja, según constataron corresponsales de la AFP.
Embarcaciones de pescadores y la marina recorrieron con lanchas rápidas la costa venezolana, según imágenes difundidas por la televisión pública.
“Este día de hoy es un hito que estamos marcando en la revolución militar que estamos escribiendo todos, pueblo y Fuerzas Armadas juntos. ¡Es una verdadera revolución militar!”, dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Amenazas de Trump
En paralelo, Trump amenazó este sábado con consecuencias “incalculables” a Venezuela si se niega a aceptar de vuelta a los migrantes deportados.
“Queremos que Venezuela acepte inmediatamente a todos los presos y a las personas de instituciones mentales (...) obligados a entrar en los Estados Unidos de América”, escribió Trump en su cuenta de la plataforma Truth Social.
Agregó en mayúsculas que, de lo contrario, “el precio que pagarán será incalculable”.

Venezuela y Estados Unidos rompieron relaciones en 2019, pero la repatriación de migrantes es uno de los pocos sectores donde los canales de comunicación entre los dos países permanecen abiertos, destacó una fuente diplomática a la AFP.
El viernes, un avión estadounidense devolvió a 185 migrantes a Caracas y según el gobierno venezolano, más de 13.000 han sido repatriados desde Estados Unidos y México tras los acuerdos alcanzados en enero.
Washington acusa a Maduro de vínculos con el narcotráfico y pide 50 millones de dólares por su captura.
Caracas niega vigorosamente estas acusaciones y en respuesta ordenó el despliegue de militares en las fronteras y ejercicios en la isla La Orchila, a 65 km de tierra firme venezolana.
En medio de este contexto, el canal de YouTube de Maduro desapareció de la plataforma, confirmó la AFP.
El gobierno no se ha pronunciado.
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Según el medio oficial Telesur, el canal de YouTube fue “cerrado” el viernes por la tarde “sin ninguna justificación (...) en pleno despliegue de las operaciones de guerra híbrida de Estados Unidos”.