Al mediodía, el séptimo restaurante de Santo Pecado, abierto en Escazú, empieza a recibir clientes. El martes 2 de diciembre las dos primeras comensales eran empleadas de empresas ubicadas en las cercanías de Garden Plaza, cerca del centro comercial Paco y detrás de la sucursal del BAC.
De hecho, entre semana llegan de otras zonas cercanas, grupos de amistades y parejas. Los sábados y domingos también hay familias. Como en los otros puntos, se acercan para compartir, después de la jornada laboral y para celebraciones como cumpleaños, despedidas de trabajo o de solteros y graduaciones, aprovechando el menú de platos fuertes tradicionales, almuerzos ejecutivos, postres, coctelería y bocas.
El nuevo punto se encuentra en una ubicación de alto tránsito. En medio minuto se pueden contar hasta 50 vehículos pasando al frente, en los dos sentidos, en la ruta entre San Rafael y Multiplaza Escazú. Pero no es su único atractivo.
Hay un amplio parqueo, con más de 100 espacios gratuitos, alrededor del cual se ubican otros negocios conocidos como los restaurantes Ajúa, Piccola (un pizza pub) y Pan y Vino, que incorpora la cafetería Buongiorno.
Subiendo por unas escaleras, detrás de dos puestos de comidas que comparten una terraza, se llega al amplio local que ocupa Santo Pecado. Son unos 500 metros cuadrados, con capacidad para 250 personas, que antes estaban alquilados por un bar (tipo discoteque) y un mercadito de tiendas.
“Lo alquilamos todo y movimos la pared del fondo, detrás de la cual está la cocina”, señaló Cristian Jiménez Orozco, socio y director comercial de Santo Pecado.
La ahora cadena surgió en 2017 como un emprendimiento gastronómico en Ciudad Quesada, donde se encuentran sus oficinas centrales. Luego se expandió a San Ramón, Alajuela, Heredia, La Sabana, Escalante y Pinares. En total emplea a 240 colaboradores, 35 de los cuales son en el nuevo restaurante de Escazú.
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Comer sin aburrirse
La ubicación de los restaurantes permite a Santo Pecado tener presencia alrededor de la Gran Área Metropolitana y en los principales puntos de confluencia de consumidores.
Con el de Plaza Garden abarcan Escazú, Santa Ana y Lindora, una zona residencial de alto ingreso y con una fuerte presencia de empresas locales y transnacionales.
“El concepto es de un restaurante alegre”, explicó Jiménez. “Pueden venir familias, compañeros de trabajo y grupos de amistades”.
El segmento principal se conforma de personas de entre 20 y 45 años de edad, que se inclina por disfrutar en un cocktail gastrobar, el cual incluye música (tiene además un escenario para artistas) y gastronomía contemporánea. Es un espacio pensado para comer, socializar, celebrar, extenderse hasta la noche sin formalidades y disfrutar, ya sea en el amplio salón, en la terraza o en la barra coctelera.
Este local tiene la ventaja de que la marca cuenta con mayor reconocimiento. Para eso es clave el local ubicado en el primer piso del Hotel Hilton, en Sabana Norte, tanto por el alto tráfico de la zona como por la afluencia de público que asiste a partidos y eventos en el Estadio Nacional. Es un punto de alta exposición, reconoció Jiménez.
Por eso, desde la apertura en Garden Plaza, el nuevo restaurante en Escazú empezó a atraer clientela con mayor facilidad, pese a que el sector de restaurantes muestra tasas de crecimiento menores al 1% e incluso negativas en varios meses de este 2025.
Ese vaivén, según los datos del Banco Central de Costa Rica, no impide que surjan nuevos establecimientos. Las estadísticas de patronos inscritos en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) indican un aumento de negocios dedicados a hotelería y restaurantes.
En 2023 eran 6.882 y al año siguiente 7.380, incluyendo ahí negocios de elaboración de comidas en casas. En este 2025 se registraban para el primer trimestre 8.006 y para el segundo trimestre 8.035.
El empleo también se incrementó de 73.329 trabajadores cotizantes en 2022, cuando superó el nivel prepandemia, a 91.434 en junio de 2025. Debe contemplarse, en el caso de los restaurantes, la fuerte dinámica de expansión de las cadenas de comidas rápidas, con alrededor de 700 locales de las diferentes marcas.



Jiménez, de Santo Pecado, aseguró que su cadena obtiene buenos resultados y crece en ventas por diferentes razones: la consolidación del grupo administrativo y la oferta de eventos propios (los “jueves de despecho”, happy hour, ladies night y música en vivo los fines de semana) para generar experiencias.
También se implementan estrategias específicas para otros públicos. Por ejemplo, con el objetivo de incentivar los planes familiares, los domingos se ofrecen platillos sin costos para niños y niñas.
“Es un sector difícil”, admitió Jiménez. “El año 2025 fue atípico. Los meses se comportaron diferente a lo tradicional: los meses donde antes se crecía y los meses donde se decrecía tuvieron el comportamiento contrario. Pero hemos tenido reservas de público completas por la estrategia de crear un ambiente con experiencias para pasar un buen rato”.
El local en Garden Plaza, Escazú, se abrió en la última semana de octubre, pero fue hasta la primera semana de noviembre donde se obtuvo la patente para poder vender cocteles y licores. Entonces, la afluencia de clientes se incrementó.
La meta a seguir es la consolidación del nuevo restaurante (con una inversión de $450.000 y una recuperación estimada entre el primero y el segundo año), para que alcance los mismos rendimientos de los otros seis puntos. Después se mirará. Depende de las oportunidades que surjan.
Santo Pecado se fija en especial en los malls o centros comerciales, manteniendo el mismo concepto. “Podrían ser uno o dos locales, pensando en 2026”, aseguró Jiménez. “Ya hay conversaciones pero nada avanzado ni fijo”.
