Los principales bancos centrales del mundo han comenzado a —o están a punto de— revertir la serie histórica de incrementos en las tasas de interés, lo que muestra un cambio significativo en la política monetaria.
Revertir sus agresivas alzas en las tasas de interés indica un giro de suma importancia, ya que influye directamente en la actividad económica y podría presagiar una nueva fase de estabilidad económica global.
Todo apunta a que los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo, han emprendido un esfuerzo coordinado para suavizar el endurecimiento monetario que ha caracterizado el panorama económico en los últimos años.
Este cambio se produce tras un periodo de importantes subidas de tasas de interés de política monetaria destinadas a frenar la inflación, que había alcanzado sus niveles máximos de varias décadas en muchos países.
Señales importantes
El Banco Nacional Suizo se convirtió, el pasado 21 de marzo del 2024, en el primer banco central importante a nivel global en flexibilizar su política con un sorpresivo recorte de 25 puntos básicos en su tasa de política monetaria, amparado en que la inflación y sus expectativas ya se encuentran en el rango objetivo del 0% al 2%.
La relevancia de la reversión no se debe tomar a la ligera, ya que refleja el delicado equilibrio entre gestionar una inflación baja, estable y positiva; y el apoyo al crecimiento económico.
Las elevadas tasas de interés, que son eficaces para controlar la inflación, pueden sofocar la actividad económica al aumentar los costos del endeudamiento y desincentivar el gasto de los consumidores, así como la inversión por parte de los empresarios.
Esta reversión indica que los bancos centrales estarían dando ahora prioridad al crecimiento económico, a medida que las expectativas de inflación comienzan a disminuir.
Las tasas de interés más bajas pueden alentar la inversión, el endeudamiento y el gasto, tanto por parte de los consumidores como de las empresas, lo que lleva a una mayor actividad económica. También mejoran la confianza de los empresarios reactivando el ciclo virtuoso de inversión, crecimiento, generación de empleo y bienestar socioeconómico.
Sin embargo, la transición debe gestionarse con cuidado, ya que una reversión prematura o rápida podría reavivar la inflación, socavando los avances logrados en la estabilización de precios alrededor del mundo. Por el contrario, una respuesta tardía podría conducir a una recesión, ya que los altos costos de endeudamiento continúan suprimiendo el dinamismo económico.
La naturaleza coordinada de la reversión de la política monetaria sería una señal positiva para la estabilidad económica mundial, ya que indicaría que los bancos centrales esperan una trayectoria sostenible de la economía global, con riesgos controlados de shocks económicos y un sistema financiero internacional más estable.
Todo esto pone de manifiesto la importancia de una política monetaria flexible para gestionar la compleja interacción entre la inflación y el crecimiento económico. Conforme las economías del mundo se adaptan a esta nueva orientación, se espera que conduzca a un futuro económico más equilibrado y próspero para todos, tal como ha venido ocurriendo en los últimos siglos.
El autor es economista y subgerente general de Estrategia del Banco Nacional de Costa Rica.