Bancos Centrales de otros países ya aplicaron incrementos a sus tasas de referencia para controlar el aumento a la inflación.
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PorLuis Diego Marín
En los últimos meses hemos estado escuchando cada vez más la palabra “inflación” en las noticias y cómo esto puede llegar a afectar la recuperación económica. En países como Estados Unidos el índice de precios al consumidor publicado subió un 5,4% en julio respecto al año anterior, superando el 5,3% esperado por los economistas. Eso está en consonancia con el aumento del 5,4% informado en junio, que fue el mayor aumento de este tipo desde el 2008. En la eurozona vimos el salto de agosto en el índice de precios al consumidor de un 3% con respecto al año anterior, el cual fue superior al 2,2% en julio. El aumento superó las expectativas de la mayoría de los economistas y fue el más rápido desde noviembre de 2011, cuando el Banco Central Europeo acababa de subir las tasas de interés.
(Shutterstock para EF)
La gran pregunta que existe en el momento es si realmente es inflación transitoria o estamos dirigiéndonos hacia un periodo inflacionario más prolongado.
Por un lado tenemos el argumento como el de la Reserva Federal de Estados Unidos y algunos economistas que creen que el aumento en los precios que estamos viendo está justificado por la apertura económica y disrupciones en las cadenas de suministro los cuales argumentan ser temporales. Si indagamos más en detalle en el reporte de julio vemos como el aumento en este periodo se dio por una serie de artículos en particular. Los precios de gasolina aumentaron un 41,8% después de haber estado cerca de mínimos de la década gracias a una recuperación más rápida de lo esperado en la demanda mientras la oferta sigue rezagada. Los precios de tiquetes aéreos aumentaron un 19% que se justifica por el aumento en los precios de combustibles y poca disponibilidad de vuelos mientras que la demanda ha sido mayor a lo esperado.
Por último los precios de carros usados aumentaron un 41,7% que se relaciona a la escasez de chips a nivel global lo cual inhibe la producción de carros nuevos. Esto no es tan fácil de corregir ya que un aumento en la oferta de gasolina podría durar meses en hacer efecto en los precios, las aerolíneas tienen gran incertidumbre acerca de aperturar nuevos vuelos con la amenaza de nuevas variantes de COVID-19 y la escasez de chips podría durar hasta el 2023 según ejecutivos de algunas productoras. Esto no necesariamente indica que los precios seguirán subiendo pero puede hacer que se mantengan en niveles altos afectando el dinamismo económico.
Del otro lado tenemos a los que consideran que estamos dirigidos a un periodo inflacionario prolongado por una serie de razones en particular. La primera es que la política monetaria y fiscal ha sido muy agresiva especialmente en Estados Unidos. Actualmente las tasas de interés se encuentran cerca de cero y la Reserva Federal ha estado comprando US$120.000 millones en bonos del tesoro y valores respaldados por hipotecas mensualmente desde marzo de 2020, es decir, cerca del doble del PIB anual de Costa Rica en el 2019 cada mes.
Esto junto con los paquetes de estímulo del congreso han creado una enorme cantidad de liquidez en el mercado como se ha visto reflejado en los altos precios en algunos activos de renta fija, variable e inclusive criptomonedas. Estos estímulos y la incertidumbre creada por la pandemia han hecho que las tasas de ahorro continúen en niveles altos. A medida que se supere la pandemia esas tasas de ahorro elevadas y efectivo acumulado puede desencadenar una ola inflacionaria de gasto en la economía real. Otra razón es el incremento de los precios de las materias primas y su impacto en los costos de producción. Si bien los precios como el de la madera se han corregido más de un 60% desde su pico en abril de 2021, existen muchos otros materiales que siguen estando en sus máximos de cinco años como el cobre, aluminio y níquel.
Ya bancos centrales como el de Brasil, México, Rusia e India entre otros han subido tasas de interés en varias ocasiones para intentar controlar la inflación en sus respectivas economías. Mientras que en el caso de Costa Rica en los últimos 12 meses hasta julio, el índice de precios al consumidor fue de un 1,91%, todavía por debajo del rango meta del Banco Central entre 2% y 4% y su Tasa de Política Monetaria en un mínimo histórico de 0,75%. Para la Reserva Federal de Estados Unidos, de los países más influyentes en política monetaria, dijo que dejaría que la inflación llegue “moderadamente” por encima del objetivo del 2% “durante algún tiempo” mientras la economía y el empleo tenga una recuperación sustancial. Si bien los mercados esperan una rebaja en la compra de activos para este año, no se espera un aumento de tasas de interés en al menos los próximos seis a dieciocho meses. Aún es muy temprano para predecir cuánto tiempo tardarán estas presiones inflacionarias ya que seguimos en pandemia con grandes amenazas como la variante delta y el ritmo de vacunación prolongando, más la recuperación económica global.
Lo cierto es que una inflación descontrolada en los próximos meses podría llevar a los tomadores de decisiones a aumentar tasas de interés cuando la economía no se haya recuperado en su totalidad que podría llevar a una combinación menos favorable para todos, un miedo de estanflación.
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