La guerra comercial iniciada en abril por Estados Unidos, cuando el presidente Donald Trump impuso aranceles a todos los países como una medida proteccionista, ha generado un “shock” que impactará de forma negativa el crecimiento mundial durante el 2025, incluyendo a Costa Rica y a la propia economía estadounidense.
Los pronósticos de crecimiento realizados en enero por el Fondo Monetario Internacional (FMI) se redujeron en tan solo tres meses, “en razón de que las tasas arancelarias efectivas se sitúan en niveles no observados en un siglo”, según lo advirtió en su Perspectiva de la Economía Mundial actualizada al 22 de abril.
En efecto, su estimación de crecimiento mundial para este año pasó de 3,3% en enero a 2,8%, en abril. Este organismo había proyectado que la economía costarricense crecería alrededor de un 4% en 2025 —después de haber crecido un 4,3% en 2024—; sin embargo, su pronóstico para el país se redujo a 3,4%.
“Se prevé que la rápida escalada de las tensiones comerciales y el nivel extremadamente elevado de incertidumbre acerca de las políticas tengan un impacto importante en la actividad económica mundial”, anticipa el informe.
De igual manera, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) dijo esta semana que las políticas de Estados Unidos reducirán al 2% el crecimiento de la región y que los más afectados serán los países de América Central, México y el Caribe, por su mayor dependencia del mercado estadounidense. La entidad pronostica que Costa Rica crecerá 3,6%, dos décimas menos que lo proyectado en diciembre de 2024.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) también estimaba en enero que el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecería un 4% en 2025. Esa proyección podría bajar, según lo anticipó el presidente del BCCR, Róger Madrigal, durante una conferencia de prensa realizada el 10 de abril, tras la tercera reunión de política monetaria del año.
Ante una consulta sobre el posible impacto de los aranceles, el jerarca admitió que una desaceleración en Estados Unidos “llevaría a una reducción del crecimiento en Costa Rica que puede andar entre 0,4% y 0,6%, con lo que el crecimiento quedaría en 3,5% o 3,7%”, aunque dijo que era prematuro asegurarlo en ese momento.
Este 5 de mayo se sabrá si dicho porcentaje se ajustará o no, cuando el BCCR presente el Informe de Política Monetaria correspondiente al mes de abril.
Impactos directos e indirectos
La economía de Estados Unidos se contrajo en el primer trimestre del año y su PIB cayó 0,3%, según datos publicados este 30 de abril, debido principalmente a un aumento de las importaciones antes de la implementación de los aranceles anunciados por Trump. Ante la noticia, la reacción del mandatario republicano no se hizo esperar: culpó a su antecesor, el demócrata Joe Biden, y pidió “paciencia”, prometiendo que su país va a prosperar.
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Sin embargo, los analistas prevén más bien una mayor desaceleración por causa de los “aranceles recíprocos” anunciados por Trump el 2 de abril, que pretenden proteger y estimular la industria estadounidense al gravar las mercancías importadas desde otros países. En el caso de Costa Rica —que anteriormente no pagaba ningún gravamen para exportar a Estados Unidos— se estableció un arancel del 10%.
Además del impacto directo que pueda tener el nuevo impuesto para Costa Rica, el país resulta aún más afectado de manera indirecta porque Estados Unidos es nuestro principal socio comercial y recibe el 47% de las exportaciones del país, lo cual significó un monto de $10.227 millones en 2024.

Ya los teóricos lo han advertido y la experiencia lo ha demostrado: los aranceles crean una serie de distorsiones sobre las economías, incluyendo la de los países que los imponen, provocando un “shock arancelario”. Así lo describe el economista José Luis Arce, director de la firma de asesoría FCS Capital.
“Los impuestos a la importación de mercancías aumentan el precio de esos bienes en Estados Unidos y por ende elevan el costo de la vida para la población, reduciendo su poder de compra y afectando la economía de ese país. Al mismo tiempo, incrementan los costos de producción para las empresas estadounidenses que requieren bienes importados y eso hace que compren menos; en otras palabras, se reduce la demanda de los productos que Costa Rica exporta a ese mercado”, explicó.
Esa posible reducción de la demanda externa afectará el crecimiento de las exportaciones costarricenses, mientras que la disminución en el ingreso real de las personas reducirá su capacidad para viajar al país, tanto desde Estados Unidos como desde Europa y otras regiones afectadas en este contexto. Lo anterior anticipa una mayor afectación sobre el turismo y el sector exportador, que son los principales motores de crecimiento para Costa Rica.
Arce señaló que la desaceleración también podría conducir a una menor generación de empleo o, incluso, a un mayor desempleo, pues las empresas que resulten afectadas tendrán menor capacidad para contratar y retener trabajadores. Actualmente uno de cada cuatro empleos en el país está directamente relacionado con el sector turístico, que generó más de $5.400 millones en divisas durante el 2024. La mayoría de los turistas llegan a Costa Rica desde Estados Unidos.
Desafíos y oportunidades
“Costa Rica es una de las economías de más rápido crecimiento del hemisferio occidental, con un notable éxito económico en los últimos años”: así lo destacó el FMI en febrero, al finalizar su última misión en el país, subrayando que el crecimiento promedio del PIB ha sido superior al 5% desde 2021.
Sin embargo, de cumplirse los pronósticos, el 2025 sería el segundo año consecutivo en desaceleración, después de la reducción del 5,1% al 4,3% que hubo entre 2023 y 2024.
Además, es importante notar que ese crecimiento ha sido desigual, como lo muestra el último informe del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), publicado en febrero por el BCCR. En comparación interanual, la producción nacional creció 4,1% en febrero de 2025; pero el porcentaje de crecimiento fue del 12,2 % para las empresas ubicadas en regímenes especiales —principalmente en zonas francas— y 2,3 % en el régimen definitivo, que corresponde a la economía local.
Una desaceleración podría afectar más a este sector tradicional que ya está en desventaja, como lo sugirió Elian Villegas, quien fue ministro de Hacienda entre 2020 y 2022.
“La mayoría de empresas que están en zona franca tienen un ligamen estrecho con Estados Unidos, incluso son subsidiarias de empresas estadounidenses, por lo que seguramente encontrarán la forma de ajustarse e integrar los nuevos costos dentro de su costo total de producción. Por el contrario, las empresas costarricenses del régimen definitivo son exportadores netos, producen aquí y le venden a un tercero. Estas empresas podrían verse más afectadas y eso va a profundizar la desigualdad existente, donde las zonas francas crecen a un ritmo diferente al resto de la economía”, señaló.
El exministro aseguró que un crecimiento de 3,4% en el contexto actual sería positivo para Costa Rica, en contraste con el -4,3% que experimentó en 2020 debido a la pandemia por Covid 19. En su criterio, esta coyuntura es una oportunidad para que el país se enfoque en fortalecer su oferta exportable y su competitividad en los mercados internacionales.
Por su parte, el economista Daniel Ortiz señaló que el turismo receptivo en el país acumula siete meses consecutivos de contracción y que la llegada de visitantes podría reducirse aún más por la desaceleración económica, pero sería un error atribuirlo únicamente al impacto de los aranceles.
Mientras las autoridades del gobierno le achacan la disminución a las aerolíneas y a su decisión de reducir los asientos disponibles para viajar a Costa Rica, los empresarios turísticos alegan que el tipo de cambio a la baja golpea sus ganancias. Lo cierto, dijo Ortiz, es que el país debe tomar medidas para mitigar un mayor impacto sobre este sector.
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“Costa Rica es una economía pequeña y muy abierta, lo cual aumenta nuestra exposición a la volatilidad de la economía mundial. La crisis nos pide resiliencia y nos obliga a ajustarnos, pero también nos llama a revisar algunos temas que venimos arrastrando desde hace tiempo, como la pérdida de competitividad, la política cambiaria, los problemas de infraestructura y de inseguridad ciudadana que también afectan al turismo”, señaló Ortiz, director de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa).
Los expertos también destacaron la importancia de un manejo estratégico de la relación con Estados Unidos y otros socios comerciales clave para Costa Rica, como la Unión Europea, frente a la complejidad de la geopolítica actual.
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Es importante recordar que Donald Trump anunció el 9 de abril una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos, durante la cual rige un arancel del 10% para la mayoría de los países, excepto para China, que sufrió un aumento de impuestos al 125% después de elevar sus gravámenes sobre los productos estadounidenses.
Ante la incertidumbre, el FMI proyecta desde ya una caída del crecimiento mundial del 3% en 2026.
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