
En muchas organizaciones, la función de finanzas se visualiza como un actor protagónico del cual se espera liderazgo y que tenga una participación proactiva con un enfoque de “asesor de negocios” que agrega valor y genera información para la gestión y desarrollo estratégico del negocio.
Es vital que los procesos de la empresa sean robustos y estén coordinados para lograr el cumplimiento de los objetivos planteados. Para ello, la optimización en áreas de gobierno, talento, procesos y tecnología es clave.
Recientemente, Deloitte realizó un estudio entre 300 ejecutivos de finanzas del mercado medio y alto en México sobre la madurez en sus procesos financieros y en el que se evidenció que el nivel de automatización y eficiencia es bajo, independientemente del tipo de ERP que utilicen.
Más del 40% de los encuestados coincidió en que sus empresas debían reforzar las políticas y procedimientos de cierre y consolidación financiera. Alrededor del 85% señaló que tardan más de 4 días en cerrar (solo 1 de cada 10 entidades realiza sus actividades de cierre y consolidación entre 1 y 9 días).
Además, un 65% de los encuestados afirmó que realizan ajustes después del cierre.
Otro hallazgo interesante es que un 60% considera que debe mejorar el análisis de la información financiera para evaluar mejor la confiabilidad de la misma y tomar mejores decisiones. Calidad implica veracidad (información real, íntegra, completa, válida, entendible) y oportunidad (información a tiempo).
Del estudio se desprende que la capacitación en análisis financiero y una utilización más efectiva de las herramientas tecnológicas son áreas críticas de oportunidad. Solo 10% respondió que su personal de finanzas recibe una capacitación igual o superior a 40 horas por año.