Es común escuchar que existe una gran brecha en cuanto al desempeño de los estudiantes de colegios públicos y privados, y los datos parecen comprobar esa teoría.
Los estudiantes de colegios privados obtienen calificaciones significativamente superiores a las de los alumnos de colegios públicos, al menos si se toman como referencia las 59.000 notas de admisión en las últimas pruebas aplicadas por la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) en 2024.
Las notas de admisión combinan dos factores: la calificación de la prueba de aptitud académica (60%) y el promedio de las notas del ciclo de Educación Diversificada (40%). En otras palabras, miden el desempeño de los estudiantes en el examen de ingreso a las universidades, pero también su rendimiento en el día a día colegial.
EF revisó esas calificaciones de forma anonimizada y analizó el desempeño de los estudiantes aplicando filtros para distinguir a colegios públicos, subvencionados y privados. Estos fueron los principales hallazgos.

Explicación metodológica |
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EF tomó las calificaciones de todos los estudiantes que aplicaron las pruebas de admisión a la UCR y el TEC en 2024, y las procesó de forma anonimizada. A partir de esa información, se realizaron dos análisis: |
El primer análisis se centró en los estudiantes. Se tomaron las calificaciones de todos los alumnos y se calculó la nota promedio en cada sector (público, privado o subvencionado). |
El segundo análisis se planteó para analizar las notas promedio de los colegios en donde 10 o más alumnos realizaron la prueba. Se calculó la nota promedio por cada institución y luego se analizó el desempeño de las instituciones de cada sector (público, privado o subvencionado). |
Disparidad por estudiantes
Si se revisan todas las más de 41.000 calificaciones de los estudiantes en la prueba de admisión a la UCR, se observa una diferencia particularmente grande entre el desempeño de los estudiantes de colegios públicos y los de colegios privados o semiprivados.
Mientras que la nota promedio fue de 576,26 puntos entre todos los estudiantes de colegios privados y de 561,28 entre todos los alumnos de colegios semiprivados; el registro cayó a solo 485,76 puntos entre los del sector público.
En otras palabras, el rezago de los estudiantes del sector público alcanzó hasta los 90 puntos frente a los alumnos del sector privado en 2024, y fue de más de 75 puntos frente a los de estudiantes de colegios semiprivados.
Algo similar ocurrió al analizar las notas de admisión al TEC.
Si se toman las casi 18.000 calificaciones de estudiantes que aplicaron la prueba del TEC, se observa que los estudiantes de colegios privados y semiprivados obtuvieron notas de 571,71 y 554,86, en promedio; mientras que los de colegios públicos apenas alcanzaron los 492,28, también en promedio.
Esto implica un rezago de los estudiantes del sector público de casi 80 puntos frente a los del sector privado, y de más de 62 puntos frente a los del sector subvencionado.
Disparidad por instituciones
Esas disparidades, además, se repiten cuando se analiza la situación por instituciones académicas.
En el caso de la UCR, hubo un total de 737 instituciones académicas que registraron a 10 o más estudiantes en las pruebas (568 públicas, 150 privadas y 19 semiprivadas) y, de entre los centros públicos, hasta un 94,8% registraron notas promedio inferiores a 550 puntos (de 800 posibles).
Solo una minoría de los colegios privados (34,7%) y semiprivados (42,1%) no alcanzaron esa barrera.
El 77,5% de los colegios públicos ni siquiera superó el promedio de 500 puntos: una escalón tan bajo que solo el 6% de los colegios privados y el 5,3% de los subvencionados no alcanzaron.
Lo mismo pasa cuando se analizan los datos del examen de admisión del TEC.
En esa prueba hubo 465 colegios donde 10 o más estudiantes realizaron la prueba (350 públicos, 96 privados y 19 subvencionados) y el 91,7% de los colegios públicos registró una nota promedio inferior a 550 puntos; mientras que solo el 36,5% de los colegios privados y el 47,4% de las subvencionados fueron incapaces de superar esa calificación.
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Un 64,6% de los colegios públicos ni siquiera alcanzó los 500 puntos en promedio: un desempeño negativo que solo se repitió en el 5,2% de las instituciones privadas y en el 10,5% de las subvencionadas.
Diferencia socioeconómica
Dagoberto Murillo, investigador del Programa Estado de la Nación (PEN), explicó que la brecha de rendimiento entre los estudiantes del sector público y del sector privado se explica por múltiples factores, pero principalmente relacionados con la mayor disponibilidad de recursos económicos de los estudiantes que asisten al sector privado.
Esa diferencia de recursos se observa en sus hogares y también en los colegios a los que asisten que, comúnmente, disponen de ambientes de mayor calidad.
“Cuando uno contrasta las diferencias de rendimiento con variables como el tema de los ingresos del hogar, la educación de los padres, el apoyo que experimenta el alumno o las expectativas que tiene sobre educación, se observa que las brechas empiezan a disminuir si se contemplan esos factores”, subrayó.
En otras palabras, no existe una diferencia natural entre la capacidad de estudiantes de un sector y del otro, sino principalmente una diferencia de contextos.
Murillo señaló que, por eso, también hay alumnos —aunque menos como proporción del total— que logran desempeños destacados en el sector público. Esto suele ocurrir en aquellos colegios que ofrecen ambientes de mayor calidad, con mejor formación docente y un mayor acompañamiento, por ejemplo, por medio de becas, transporte, alimentación y equipo en las aulas.
Incluso es usual que las mejores notas en los exámenes de admisión a la UCR y el TEC las obtengan más alumnos de colegios públicos que de los privados. En 2024, por ejemplo, 12 de las 20 mejores puntuaciones de acceso a la UCR fueron obtenidas por estudiantes de colegios financiados por el Estado; aunque esa no es la realidad de la mayoría de las instituciones en el sector.
La tesis del PEN también ha sido señalada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en sus informes sobre el país. En 2023, por ejemplo, la entidad escribió que “la disparidad de rendimiento entre los centros públicos y privados en Costa Rica en realidad desaparece si se toma en cuenta la condición socioeconómica de los estudiantes y de los centros educativos”.
El Estado tiene una gran responsabilidad a la hora de reducir o elevar las brechas de rendimiento en ese sentido, como encargado de las instituciones de educación pública. A fin de cuentas, Murillo recordó que un estudiante no puede lograr los mismos resultados si recibe clases en una infraestructura deficiente, si no tiene acceso a libros o a computadoras, o si su malla curricular es incompleta.
Michael Parrales, director del Colegio Monterrey en Montes de Oca y consultor en tecnología de instituciones de educación desde hace más de 20 años, también atribuye las distancias entre el desempeño de colegios públicos y privados a un asunto curricular y de metodologías.
“Pongamos un ejemplo”, señaló, “yo he trabajado como consultor con más de 140 colegios en el país, y es interesante que el método científico en los colegios privados se vea desde prescolar y en el Ministerio de Educación Pública (MEP), en cambio, hasta séptimo grado de colegio”.
“El currículo de los colegios privados se basa en estándares internacionales y, cuando no es así, es muy difícil competir”, añadió.

Reto por proporción
La brecha de rendimiento entre estudiantes de colegios públicos y privados implica un problema considerable para Costa Rica, pues alimenta la desigualdad de la población.
Esto es así porque solo pocos colegiales en Costa Rica van a centros privados o semiprivados (solo un 11,2% del total) y la gran mayoría de los alumnos de secundaria en Costa Rica asisten a los 753 colegios financiados por el Estado.
En ese sentido, el Programa Estado de la Nación (PEN) señaló en su último Informe del Estado de la Educación que uno de los principales retos educativos del país en la actualidad es “reducir las amplias brechas estructurales que colocan en desventaja al estudiantado de colegios públicos y rurales frente a sus pares de colegios privados y urbanos”.
Eso, sin embargo, es un objetivo para el que se necesita más estrategia y más dinero, según la entidad, lejos de la tendencia recortista en los presupuestos de los últimos años.
El esfuerzo vale la pena, según apuntó Murillo. “Aquí estamos hablando de oportunidades para la niñez y la adolescencia; aquí estamos hablando de sueños, de metas, de objetivos... Aquí hablamos de toda una trayectoria de vida de un estudiante”, puntualizó.