Ilse Kopper planeó graduarse de medicina, pero cambió su carrera y luego se dedicó a su tienda en línea de joyería personalizada Bangili, superando dificultades y realizando cambios que mantienen el negocio vigente.
“Cuando empezamos ni siquiera Automercado tenía tienda en línea”, destacó Ilse. “La visión siempre fue tener un ecommerce, pero habían muchísimos retos y no estaban las posibilidades que existen ahora. Todo era complicadísimo. Al principio el objetivo era tener una venta en línea al día”.
Al graduarse de secundaria, Ilse eligió medicina e ingresó a la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed). A los dos años cambió a terapia física en la Universidad Santa Paula. Luego completó una maestría virtual en educación y desarrollo cognitivo del TEC de Monterrey, México.
Empezó a trabajar en centros educativos en neurodesarrollo y apoyo educativo. Un día fue con su madre, Sandra Batalla, a un curso de una tienda del centro comercial Paseo de las Flores, en Heredia. Sandra empezó a hacer collares y anillos con pequeños pedacitos de vidrio y resina. A Ilse le llamó la atención.
Empezó a comprar materiales y a crear pulseras en las noches y los fines de semana. Era un pasatiempo. Iban a las ferias. Hasta que el entretenimiento se transformó.
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A tiempo completo y en línea
Poco a poco creció la base de clientes y en 2017 Ilse se dedicó a tiempo completo a su negocio Bangili. Como tenía facilidad para las plataformas, las aplicaciones y los avances tecnológicos, además de ser sumamente cuidadosa y celosa de su trabajo, ella misma se hizo cargo de crear el sitio web. Bangili fue pionera.
Abrir una tienda física, con los costos de trámites y la alta inversión, no era una opción en sus planes. Ilse creó un sitio web en Shopify, una plataforma para tiendas en línea. El ecommerce permitía alcanzar a personas de todo Costa Rica. Pero enfrentaba una barrera que parecía monumental e infranqueable en ese momento.
El ecommerce, ya fuera mediante sitios web o redes sociales, era incipiente. Las grandes cadenas de comercio apenas tenían sitios informativos de productos y pocas ofrecían carritos de compras y pasarelas de pagos, que es el sistema que permite a las personas compradoras cancelar sus pedidos con tarjetas de crédito o débito.
En las entregas el panorama era similar. Las empresas de casilleros para compras en línea a sitios externos como Amazon no entregaban a domicilio. Los clientes debían ir a sus oficinas a retirar los paquetes. Correos de Costa Rica apenas iniciaba su servicio.
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En Bangili, Ilse sabía que tarde o temprano todo eso cambiaría y aumentaría la confianza y el hábito de compra de los consumidores costarricenses. Por el momento, diseñaron un instructivo para que las personas aprendieran a comprar en línea.
Desde el inicio se realizaban los envíos a través de Correos. El problema era la pasarela de pago. Tocaron las puertas de los bancos. No había soluciones. Aparte del bajo volumen de compras electrónicas locales, los bancos temían el riesgo de que lo usaran casinos y sportsbooks en línea, predominantes una década antes.
Ilse encontró una solución con un servicio canadiense de pasarela de pagos. Pero, cuando un cliente en Costa Rica realizaba su pago, el dinero no se recibía en forma inmediata. El pago lo recibía la firma de Canadá, que luego lo pasaba al JP Morgan Chase, un banco estadounidense. Y después éste lo enviaba al Banco de Costa Rica (BCR). Había que esperar varios días para recibir el dinero. Además, este mecanismo tenía costos asociados.
Para 2018 el panorama local cambió. Más personas en Costa Rica utilizaban los servicios en línea y los pagos electrónicos, con cargos a sus tarjetas de débito o cŕedito, a partir de la difusión de servicios como Uber y Netflix, entre otros. La incipiente actividad de Uber Eats también ayudaba. La transformación definitiva vino después.



Dos cambios definitivos
Los avances del ecommerce en Costa Rica se acumularon poco a poco. Pero en los últimos años ocurrió un salto.
El primer cambio fue la posibilidad de agregar los medios de pago en las tiendas en línea. BAC empezó a comercializar su servicio en 2018. Fue cuando Bangili integró esta pasarela, lo que le facilitó la venta de sus productos y agilizó la recepción de ingresos.
En la actualidad BAC ofrece varios servicios para comercio en línea de las pequeñas empresas (pymes): integrar la función de pagos electrónicos en los sitios web o apps móviles; una solución para generar y administrar con facilidad la tienda en línea, personalizar el catálogo y realizar cobros; y facilitar la venta en redes sociales, WhatsApp o correos electrónicos con links de pagos.
“No todas las pymes necesitan un canal de ecommerce”, advirtió Mayid Sauma, vicepresidente de banca personas y medios de pago de BAC. “Es una opción muy valiosa para aquellas que buscan escalar sus ventas o atender un mercado más amplio”.
El segundo cambio fue el empujón de la pandemia y el confinamiento a las ventas en línea (a través de sitios web, redes sociales, WhatsApp y delivery) y la diversificación de servicios de entregas de paquetes. Bangili llevaba ventaja.
“Yo tenía toda mi operación funcionando”, dijo Ilse. Las ventas siguieron aumentando sin parar. En la actualidad, se incrementan entre 15% y 20% anual.
Junto a la gestión de la página web, Ilse supervisa el mercadeo y la publicidad, que encarga a terceros (incluyendo las fotografías y videos). Durante todo ese tiempo, se amplió la oferta y se mejoró el sitio web.
Sandra se encarga de la confección de todos los collares y aretes y Amanda, la hija menor y que se integró más recientemente, es la encargada de la colección de niñas.
La ventaja de ser pionera en vender en línea quedó atrás, pese a que solo una décima parte de las pymes comercializan en línea a través de plataformas o sitios web, según el Ministerio de Economía. Como siempre ocurre, cuando alguien tiene éxito con un negocio, surgen réplicas del modelo. Eso no paraliza a Bangili.
A partir de 2021, se implementaron cambios para diferenciar el negocio. La propuesta desde entonces es personalizar los collares, las pulseras y otras joyas que ofrece con el grabado a pedido de cada cliente.
“Siempre me estoy educando, informando y averiguando nuevas técnicas, tendencias y montones de cosas que me permiten seguir diferenciándome. Cuando alguien me copia, yo ya estoy haciendo lo nuevo. Eso nunca me quita el sueño”, recalcó Ilse.
A la fecha, Bangili acumula más de 17.000 ventas en línea. Bangili sigue buscando nuevas técnicas para mantener la relevancia del negocio y responder a las nuevas necesidades de los clientes. Los nuevos planes, Ilse se los reserva. No es lo único que hace con sigilo para no perder la ventaja.
Cada año presenta dos nuevas colecciones. Ya está preparando el próximo lanzamiento.
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