Felipe Uribe llamó de inmediato a su socio Alejandro Sauma. Acababan de intentar asaltarlo. Era el momento para cambiar el modelo de su negocio.
Hasta ese instante iban a recoger los celulares o las tabletas electrónicas donde los clientes, los revisaban y los publicaban en redes sociales o en sitios de reventa de artículos. Cuando aparecía una persona interesada, coordinaban día, hora y lugar para entregar el dispositivo. Se dieron cuenta que eso no era viable.
Crearon el sitio web Mercurio y establecieron un procedimiento para recoger y entregar el dispositivo y para el pago en forma electrónica de manera segura. Más segura que mercados digitales como el de Facebook, por ejemplo, donde proliferan estafadores.
“Actuamos como intermediarios de confianza”, dice Felipe, socio cofundador de Mercurio, una plataforma para compra y venta de dispositivos electrónicos usados. “Logramos generar un marketplace en donde todos los productos están verificados”.
Mercurio se une a plataformas como Encuentra24, el marketplace de Facebook, Mercado Libre o reBuy de Alemania. A nivel local también surgieron, en los últimos años, varios servicios en diferentes nichos de mercado.
Con este proyecto, Alejandro y Felipe obtuvieron el premio de Yo Emprendedor en la categoría de Joven Emprendedor en diciembre pasado.
De casa en casa
Felipe y Alejandro son vecinos en Escazú. Iniciaron iniciativas de negocios hace cuatro años. Lo llevan en sus genes.
En el caso de Felipe, su madre Eulalia es diseñadora de interiores y su padre Luis Javier es abogado; su familia del lado paterno está relacionada con la reconocida empresa Uribe & Pagés. Estudió en la Panamerican School, pasó un tiempo en arquitectura en la Veritas, pronto se dio cuenta que no era lo suyo y se cambió a administración de empresas en la Texas Tech University de Costa Rica.
En el caso de Alejandro, su madre Graciela es oftalmóloga y su padre José es asesor de banca de inversión. Él está concluyendo su secundaria en Lincoln School y espera seguir administración de negocios. Ambos tienen una fuerte herencia familiar profesional y de negocios. Alejandro, de hecho, es menor de edad.
En medio del confinamiento durante la pandemia, al formar parte de la misma burbuja social, ambos descubrieron que tenían intereses en común y que se mantenían muy informados. Pronto iniciaron un primer negocio de ventas de huevos de gallina en su residencial.
Este primer negocio duró unos cinco meses. Llegaron a tener 15 gallinas en una finca familiar cerca de las eólicas en Santa Ana. La experiencia les sirvió para darse cuenta de sus competencias. El siguiente negocio surgió casi de inmediato y fue en las grandes ligas internacionales.
Con la asesoría del padre de Alejandro, invirtieron fondos propios (reforzado con dinero que les dieron sus familiares) en firmas de tecnología como Apple, Microsoft, Tesla y del Standard & Poor’s 500 en la bolsa de valores de Nueva York. Eran sumas pequeñas que sumaban unos $5.000.
Otras personas los buscaron para que les ayudarán a incursionar en ese mundo. Alejandro y Felipe obtenían una cuota o fee. Las ganancias los llevaron a involucrarse en un nuevo negocio: minado de criptomonedas Etherium.
Etherium es una plataforma creada en 2015 basada en la tecnología de cadena de bloques (blockchain). Ether, su criptomoneda nativa, llegó a ser la segunda más grande del mercado.
Sin ser informáticos, Alejandro y Felipe armaron los equipos para el minado de criptomonedas, que consiste en crear nuevos bloques en la cadena de blockchain y verificar las transacciones. Por eso ganaban algunos ingresos.
Al inicio mantenían los equipos en la habitación de Alejandro, luego en un cuarto vacío en la casa de Felipe y finalmente —hasta la actualidad— en el Data Center CR, ubicado en Poás de Alajuela. Este centro lo creó Eduardo Kopper en una antigua planta eléctrica reconvertida para quienes requerían un sitio donde hospedar sus servidores de alto consumo energético. Todavía realizan actividades de este tipo, aunque en menor escala.
La actividad de criptomonedas, que sufre sus propios y repentinos ciclos, disminuyó. También Eterium tuvo un cambio en su modelo a mediados de 2022 que impedía el minado por terceros. Cuando pasó todo esto, Alejandro y Felipe tenían claro otro negocio con mucho potencial.
Cuando ellos reconstruyeron los equipos de cómputo para el minado de las criptomonedas, identificaron un vacío en el mercado de venta de dispositivos usados.
Muchas personas ni saben qué hacer con sus celulares, tabletas, computadoras de escritorio o portátiles. Alejandro y Felipe no le dieron largas al asunto.
Datos vitales |
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Empresa: Mercuriocr.com |
Inicio de operación: 18 de abril de 2024. |
Fundadores: Alejandro Sauma y Felipe Uribe. |
Servicios: marketplace para comercialización de dispositivos electrónicos usados. |
Categorías iniciales de productos: celulares, tabletas y computadoras de escritorio y portátiles. |
Pasos para el cliente: ingresa a plataforma, crea cuenta (ingresa datos de correo electrónico, nombre y contraseña elegida), sube información (del dispositivo, precio ofrecido y dirección para recoger el dispositivo) y da clic; empresa de paquetería recoge dispositivo y entrega comprobante; Mercurio revisa estado y publica en el sitio web; cliente comprador elige dispositivo, paga en forma electrónica y se le entrega mediante empresa de paquetería; Mercurio traslada dinero pagado al dueño original y cobra un fee de 15%. |
Planes: expandir categorías conforme la operación aumenta, ampliar zona de operación a todo el país e internacionalizarse en Centroamérica. |
Compra y venta
El negocio parecía simple: cuando alguien quería deshacerse de su dispositivo se comunicaba con ambos; ellos recogían el dispositivo y lo valoraban, lo publicaban en alguna plataforma de venta (el marketplace de Facebook o Encuentra24, por ejemplo) y con el posible contador coordinaban la entrega, previo pago ahí mismo.
La entrega se realizaba casi siempre en cafeterías u otros sitios seguros y concurridos de Escazú. Luego Alejandro y Felipe entregaban el dinero al propietario original, menos el fee. Parecía el negocio perfecto. En tres meses vendieron 40 dispositivos.
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Y así de rápido también se dieron cuenta de los riesgos, los problemas de seguridad, las amenazas y los intentos de estafas que hay en esa actividad informal, aparte de las dificultades de logística, los atrasos de los clientes y la falta de confianza. Un intento de asalto cambió todo.
Antes de cada encuentro, se realizaba una pequeña investigación de la persona compradora. Excepto una vez.
Felipe acordó con un posible cliente de un teléfono inteligente de encontrarse en un club en Escazú. El lugar parecía vacío esa tarde.
La persona llamó a Felipe al móvil y le dijo que iba en motocicleta acompañado por otra persona.
—¿Puedo ingresar en la moto?
—No se puede.— le respondió Felipe, sin pensar que eso y un buen samaritano lo salvarían.
El sujeto ingresó a pie y su acompañante se quedó afuera en la moto. Como en todos los casos, una vez los saludos del caso, Felipe le mostró el dispositivo.
—Deme el celular y el teléfono suyo— le dijo el sujeto. Felipe sintió la punzada en el estómago. No sabía si era un puñal o qué. Quedó en shock. ¿Qué pasaría después?
Ninguno de los dos se dio cuenta que, en ese momento, otra persona que pasaba por el lobby se percató de lo que sucedía, se acercó y le puso una mano en el hombro al sujeto.
—Si usted no quiere problemas, váyase de aquí.
El sujeto se fue.
Felipe solo recuerda que llamó de inmediato a Alejandro.
—Tenemos que hacer otra cosa.
Lo discutieron durante varios meses. La idea más completa la tuvieron a principios de 2023.
Con ella se presentaron al programa Conecta Centroamérica de Bridge For Billions, una organización que apoya a emprendimientos. Concursaron junto a 560 emprendimientos de Centroamérica. Los eligieron.
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En Conecta les asignaron un mentor costarricense, Orlando Flores, e iniciaron un proceso en mayo de 2023 de revisión, examen, ajustes, de traer a tierra y enfocar la idea. El producto final fue un plan de negocios, con su cliente ideal y una estrategia definida. Claro que el paso siguiente era ejecutarlo.
En agosto pasado ya estaban desarrollando el sitio web, Mercurio, con apoyo de una firma desarrolladora especializada en la plataforma Wordpress, muy utilizada en comercio electrónico. No fue fácil.
Tener la ayuda de esa firma era una buena decisión. Wordpress cuenta con numerosas plantillas para todo tipo de sitios web. Pero exige dedicarle horas de programación para ajustarlas a lo que se requiere. Luego dieron otro paso más en función de la seguridad de compradores y vendedores.
Se aliaron con una empresa de entrega de paquetes para recoger el dispositivo al sitio indicado por quien quiere venderlo y entregarlo a la persona compradora, previa comprobación de parte de Alejandro y Felipe de sus condiciones. Finalmente, se hace la transferencia al antiguo dueño, menos un fee de 15% por los gastos de traslados, publicación web y gestión. El nombre del marketplace no es casual.
Felipe explica que el nombre de Mercurio salió después de un viaje a Italia con su madre, Eulalia Montealegre. En la mitología romana era el dios del comercio, el señor de los caminos, patrón de los viajeros y mensajero de los dioses. La idea del negocio gustó.
Primero fueron elegidos por Bridge For Billions entre los 10 mejores emprendimientos de Costa Rica para presentarse en un festival de presentaciones o pitchfest.
Después concursaron en Yo Emprendedor, donde se presentaron en la fase final, denominada Get In The Ring, y obtuvieron el segundo lugar en la categoría de Gestación y el primero en la de Joven Emprendedor. ¿De qué valió esto?
Lo que sigue
Los dos reconocimientos favorecieron que los conocieran inversionistas y otras personas que apoyan a emprendimientos de base tecnológica en Costa Rica. El sitio web fue publicado el pasado 18 de abril.
Desde su lanzamiento, la meta inicial es dar a conocer el servicio y que genere tracción.
La primera venta, donde pudieron observar cómo funcionaba el proceso en vivo, fue con una clienta de Cartago a los pocos días del lanzamiento. Ella les hizo muchas preguntas y finalmente adquirió una tableta. “Fue bastante gratificante para nosotros”, dijo Alejandro.
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Actualmente Mercurio se concentra en la Gran Área Metropolitana. Alejandro y Felipe esperan extenderlo al resto de Costa Rica e internacionalizarlo. Todo paso a paso.
Lo mismo aplica para obtener mayor capital para lograr esos propósitos. Por ahora, analizan la posibilidad que le brinda el programa para emprendedores Auge, de la Universidad de Costa Rica.
En este caso podrían optar por fondos de capital semilla de Banca para el Desarrollo. Ya revisaron otros fondos de capital de riesgo locales.
La decisión es recurrir a otros fondos más adelante, cuando esté más que demostrada la viabilidad, el potencial y, en especial, la seguridad de la plataforma.
Lo más importante, para Alejandro y Felipe, es demostrar que su propuesta no expone ni a quien desea vender un dispositivo ni a quien quiere comprarlo ante riesgos innecesarios. Todavía tienen muy presente el intento de asalto.
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