Costa Rica aumentó su actividad económica un 4,7% en septiembre del 2025, en comparación con el mismo mes del año anterior, y los regímenes especiales siguen siendo un motor de crecimiento, pues aportaron un 55% de ese aumento interanual. Así se desprende del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), divulgado este 12 de noviembre por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Sin embargo, la producción de esos regímenes especiales (RE), que agrupan a las zonas francas, muestra un menor dinamismo: mientras que en julio creció un 18,7%, su crecimiento bajó a un 17,2% en agosto y 15,3% en septiembre, con respecto a los mismos meses de 2024.

Por otro lado, persiste la brecha entre los RE y el régimen definitivo (RD), el cual mantuvo un crecimiento moderado de 2,3%. Esta variación interanual es inferior en 0,7 puntos porcentuales (p.p.) al del mismo mes del año anterior.
Según el BCCR, la desaceleración del RD se debe a un menor avance en la construcción, así como a la caída de la producción de la actividad agrícola, entre otros factores.
En efecto, la producción agropecuaria registró una disminución de 1,9%, atribuida a condiciones climáticas adversas que provocaron una reducción en el rendimiento por hectárea, principalmente en los cultivos de banano y piña.
Las zonas francas generan alrededor del 65% de las exportaciones de bienes nacionales hacia otros países, principalmente a Estados Unidos (EE. UU).
En consecuencia, el último Informe de Política Monetaria (IPM), presentado en octubre por el BCCR, considera un efecto del aumento de los aranceles impuestos por el gobierno de EE.UU. a las exportaciones de Costa Rica. La proyección indica que los regímenes especiales pasarían de crecer 12,8% en 2025 a solo un 4,9% en 2026.
“Ya observamos una recuperación poco a poco del régimen definitivo y se espera que eso se consolide en el 2026, pero sí estamos castigando los regímenes especiales por los impactos de choques externos de las barreras comerciales”, explicó Róger Madrigal, presidente del BCCR, al presentar dichas estimaciones para el próximo año.
Motores de producción
El crecimiento de 4,7% en la producción nacional, registrado en septiembre, representa una aceleración de 0,7 p.p. respecto al mismo mes del año anterior.
Si se compara el promedio del índice del tercer trimestre del 2025 con respecto al mismo periodo del 2024, la variación interanual fue de 4,6%. Así, el crecimiento promedio de los primeros nueve meses del año se ubicó en 4,4% en comparación con igual lapso del 2024, destacó el BCCR.
La mayor contribución a la tasa de crecimiento de la producción corresponde a las actividades de manufactura, así como a los servicios profesionales, de transporte, financieros y el comercio. Juntos aportan el 91,5 % del crecimiento total.
En particular, el crecimiento de los regímenes especiales también se explica principalmente por el desempeño de la industria manufacturera, con una contribución de 88,8% a la variación de los RE.
“Además del continuo dinamismo de la industria de implementos médicos, para los RE destacó la variación interanual positiva en la fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipo y productos alimenticios”, detalla el BCCR en sus comentarios sobre el IMAE.
Crecimiento desigual
Si bien el grupo de actividades de manufactura creció 11,1%, mantuvo un comportamiento diferenciado entre regímenes.
En los regímenes especiales, la producción manufacturera aumentó 25,2%, impulsada por el crecimiento de las exportaciones de implementos médicos y por una mayor actividad en la elaboración de productos alimenticios.
En contraste, la actividad manufacturera del régimen definitivo disminuyó en 0,7% y mostró caídas en la mayoría de los rubros de este agregado. Entre las de mayor incidencia destacan los productos alimenticios, específicamente las categorías de café, productos de panadería, harina y otros.
Como parte del régimen definitivo, la producción agropecuaria volvió a presentar números negativos, después de haber tenido una leve recuperación en mayo y junio de 2025.
Solamente se registró un incremento en la producción pecuaria (principalmente leche y carne), así como de hortalizas y tubérculos.
Mientras tanto, la producción de la industria de la construcción disminuyó 4,1%, principalmente por la reducción en obras con destino privado (-7,4%).
Según el BCCR, esta contracción responde a la menor ejecución de proyectos no residenciales, con disminuciones cercanas al 20%. También contribuyó a este comportamiento la reducción en la construcción de naves industriales y proyectos vinculados al comercio, como locales y centros comerciales.
“En contraste, se observa un aumento en la construcción de edificios destinados a oficinas, así como de bodegas. El segmento residencial muestra señales de recuperación en la construcción de viviendas de interés social, edificios residenciales y viviendas dirigidas a familias de ingresos medios, lo que indica una reactivación parcial en el desarrollo de este tipo de proyectos”, explica el ente emisor.
Por su parte, el crecimiento de 14,9% de la construcción con destino público compensó parcialmente el resultado anterior, explicado por la mayor ejecución de obras municipales, acueductos y alcantarillados, proyectos de generación eléctrica, así como un mayor avance en las obras realizadas por el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
