Algunos consideran las palabras digitalización, contenido, convergencia y comunidad como abstracciones que sintetizan muchas cosas diferentes que a menudo se pierden entre sus matices.
El libro La explosión digital , de Wurster y Evans, advertía desde hace más de una década sobre estos peligros y sus posibles consecuencias.
La abstracción más persistente de lo digital, según Levis, ha sido la “convergencia”, que implica no solo que productos, industrias y tecnologías están comenzando a superponerse, sino que se están fusionando en un enorme conjunto de publicidad digitalizado.
Con esto, las posibilidades de perder identidad y efectividad son altas.
Las abstracciones resultan seductoras porque parecen simplificar la complejidad pero en el tema digital, cuando se unifica demasiado, puede que se confunda la herramienta con su valor.
Cuando la digitalización o el “ser digital” comenzó a ser considerado como un mantra para toda una generación, sus gestores, como el señor Negroponte, dio estos tres valiosos consejos:
1. Dejar de pensar en la televisión como televisión sino en función de sus bits, su beneficio básico hacia el futuro.
2. No aplicar la comunicación digital de modo indiscriminado a toda empresa, institución o industria, puesto que se puede empañar el panorama de las acciones eficientes en un mercado determinado.
3. Tanto “un mercadeo digital” o “una estrategia digital”, pueden carecer de sentido como la “construcción digital”. Expresiones vacías como estás pueden llevar fácilmente a creer que los mercados no necesitan principalmente una propuesta de valor para los clientes como algo clave.