Cuando Carolina García Sánchez estaba en el kínder, a la corta edad de cinco años, su maestra Clara von Saalfeld la marcó profundamente.
La docente, una espigada mujer de origen alemán, solía motivar a los estudiantes para que desarrollaran sus capacidades al máximo y para ella esto fue fundamental.
Carolina cuenta que nació con “una escoliosis” y físicamente su cuello se ve diferente.
La ‘niña’ Clara la empoderó para darle respuestas a sus compañeros cuando le preguntaban por qué su cuello era distinto y explicarles cómo eso no era un impedimento, pues podía realizar las mismas actividades que todos los demás.
Muchos años después, cuando llegó el momento de tomar la decisión de qué estudiar, Carolina lo tenía muy claro: se convertiría en una educadora para lograr impactar a muchos niños de la misma manera en que su maestra caló en ella en los tres años que estuvo en sus clases.
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Ingresó a la carrera de Preescolar en la Universidad de Costa Rica y empezó a empaparse de distintos métodos de enseñanza.
La búsqueda de una educación diferente
Para la joven, el sistema educativo amerita un cambio, pues se orienta mucho en la memoria, en la estandarización, en pasar un examen, en que todos hagan algo de la misma forma.
En su criterio, debe abordar otras áreas como el cuestionamiento, la creatividad, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, las emociones.
Por esta razón, siempre estaba buscando una pedagogía que se enfocara en las potencialidades de las personas y en darle valor a las diferencias.
Luego de graduarse, laboró en varios centros educativos privados y públicos.
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En el 2007, tras asistir a un curso de educación en la Universidad de Harvard, conoció sobre una propuesta educativa italiana denominada Reggio Emilia, que justamente tenía el enfoque que añoraba.
Esta filosofía pedagógica fomenta el aprendizaje a través del juego, busca cultivar las relaciones humanas y el desarrollo emocional.
En el año 2009, viajó a Italia y visitó las instalaciones del Centro Internacional Loris Malaguzzi, se formó en esta metodología y allí se ha seguido educando.
La decisión de emprender e innovar
Al regresar al país, se planteó que si estaba inconforme con el sistema, en lugar de quejarse, debía hacer algo.
Ideó un proyecto de crear un centro educativo para niños basado en el método Reggio Emilia y lo presentó en el 2013 en la aceleradora Carao Ventures. Lo denominó Bellelli Educación, en honor a su tatarabuela italiana Carolina Bellelli, quien también era educadora.
En ese momento, 13 inversionistas ángeles dijeron sí a su iniciativa y aportaron el capital para poder iniciar.
Carolina se alió con Karla Staton, una educadora venezolana-estadounidense especialista en desarrollo cerebral infantil.
En el 2014 abrieron sus puertas en Escazú con 12 niños, curiosamente en la que fue la casa de la ‘niña’ Clara, con quien Carolina sigue teniendo una relación estrecha.
Para enero del 2015, había 42 menores matriculados.
Este primer centro trabaja hoy con 70 niños desde los 10 meses de edad hasta los cinco años y medio.
Además, tienen un programa para niños desde los tres meses, el cual se llama Inicios en casa.Una o dos veces a la semana una experta en desarrollo visita la casa de la familia e interactúa con el bebé.
El 3 agosto de este año abrieron su segundo centro en Santa Ana, con 25 niños.
Ambas propiedades tienen un tamaño entre 4.500 y 6.000 metros cuadrados, lo que posibilita que haya muchas áreas verdes y árboles frutales. Así, los niños tienen un contacto con la naturaleza y pueden explorar, lo que les trae beneficios físicos y emocionales, asegura la emprendedora.
Otra característica de este modelo es que existe una “política de puertas abiertas”, por lo que las familias pueden visitar la escuela mientras el niño se educa.
Los padres y madres tienen la alternativa de ir a trabajar a sus sedes, pues existe un espacio de coworking,con mobiliario y teléfonos para hacer llamadas.
El objetivo es que los padres desarrollen una relación aún más fuerte con sus hijos y crear comunidad, pues se vinculan con otros padres de familia.
La docente espera en un futuro abrir su tercera sede y llevar esta metodología al ámbito público, a nivel municipal.
Para esta empresaria, la clave al momento de establecer un negocio es ser determinado y le aconseja a otros emprendedores “nunca perder la pasión y rodearse de un grupo de personas que luchan por una misma causa”, pues así es más fácil alcanzar el éxito.