El Boeing 737 MAX, obligado a permanecer en tierra desde hace casi un año, es un avión “básicamente defectuoso y peligroso”, lo que demuestra la necesidad de reformar las leyes y reglamentos relacionados con la certificación de aviones comerciales.
En octubre de 2018, el nuevo Max operado por la aerolínea de Lion Air en Indonesia se estrelló en el océano cerca de Yakarta. Cinco meses después, en marzo, el Max de Ethiopian Airlines cayó luego de despegar de Addis Abeba. Las 346 personas que iban a bordo de los dos aviones murieron.
Si se requiere capacitación adicional, incluido el posible uso de los escasos simuladores de vuelo para el MAX, podría representar un costo enorme para Boeing y retrasar aún más el regreso del avión a los cielos.