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Esta columna la escribo mientras estoy compartiendo con otros padres de familia en el kinder de mi hijo, Bellelli Educación, que fue el primero en el país en ofrecer un espacio de coworking para las familias.
Este presente que se vive en Seúl todos los días es el futuro que nos espera en nuestros países: tecnología al servicio del ciudadano, herramientas para transparencia y agilidad para el gobierno, impulso de pequeñas empresas, mayor competencia en el sector privado – todas son cosas urgentes y que anhelamos para nuestro país.
La historia de nuestra especie dará un giro trascendental cuando la revolución tecnológica converja con la revolución en la biotecnología y las ciencias de la vida.
Esta semana se dio a conocer como la empresa Cambridge Analytica, con sede en Londres, pudo obtener información detallada de cerca de 50 millones de usuarios de Facebook. Esta empresa también trabajó para la campaña de Donald Trump, lo cual hizo que se abrieran investigaciones sobre esta conexión.
La educación en línea tiene el potencial de armonizar el acceso a la mejor calidad de educación del mundo con el simple acceso a Internet, no obstante todavía parece que estamos en una época de excitación y aprendizaje sobre su uso y aprovechamiento.
En las últimas décadas, hemos sido testigos de la aparición de tecnologías que hoy vemos como “normales”, pero que en su momento fueron disruptivas, como los ultrasonidos, rayos X y la quimioterapia.